Capítulo 44

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Al final no se me arregló, conseguí con ayuda de Maica hablar con Amón, pero él no cedió ni un poco, es más, para asegurarse de que me quedaba aquí y no salía, ha puesto guardias en ambas salidas de la casa y sus alrededores, para que no pueda escapar por una ventana; pero no crean que se ha quedado así, yo le he castigado sin besos.

Rocío ha intentado convencerlo, pero sin resultados, por lo que me la paso aburrida aquí encerrada, mis únicos entretenimientos son: hablar con Carson y Mazikeen, hablar de vez en cuando con Rocío, mirar por la ventana, escuchar música y leer; pero estos últimos no les he prestado mucha atención mientras lo hacía, y mirar por la ventana no es la gran cosa.

Ya ha pasado casi dos semanas desde nuestra vuelta a la manada, y cada día que pasa Amón se vuelve más paranoico con la idea de que cada vez falta menos para la batalla, la verdad es que yo estoy molesta con él e intento estar con él el mínimo tiempo posible, y pienso seguir así hasta que entre en razón.

-Amalia - oigo que me llaman y no me hace falta girarme para saber quién es, por lo que le ignoro y sigo caminando - Amalia, por favor, espera.

-No me hables - le digo sin mirarlo y siguiendo mi camino.

-Por favor - me dice y se planta delante mío, yo no le hago caso e intento rodearlo - no me ignores - dice y me agarra por los brazos.

-Suéltame - le exijo cabreada.

-Lo siento, ¿sí?, pero no quiero que corras peligro, por favor, entiéndelo - me dice suplicante.

-Y yo te he dicho que no me hables, hasta que dejes esta estupidez y paranoia, y me dejes salir, tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

-Podrás volver a salir cuando haya pasado la batalla, no antes.

-Es decir, que si tardan dos años en atacar, yo estaré dos años encerrada.

-Amalia.

-Ni Amalia ni narices, si yo no puedo salir y me muero del aburrimiento, tú no puedes estar conmigo ni hablarme.

Me suelto de su agarre y sigo mi camino, ahora por fin conozco este lugar de punta a punta, por lo que puedo ir a cualquier sitio y no perderme por el camino. Amón me sigue llamando, pero yo lo sigo ignorando, es más, me he ido a velocidad demoníaca para que no pueda alcanzarme y retenerme otra vez.

Tras un minuto, llego al lugar al que quería ir, una habitación que encontré hace unos días, no es que sea un cuarto grande ni nada, pero lo que he encontrado ahí me ha encantado, está lleno de cosas de cuando Amón era pequeño, he encontrado: juguetes, álbumes de fotos, un bicicleta pequeña, un par de cunas, y más cosas.

Lo que más llamó mi atención fue los álbumes de fotos, en ellos hay fotos de Amón de pequeño, y en muchas aparece junto con sus padres. Sé que ellos murieron poco después de que Amón encontrara a esa zorra que se hizo llamar su mate, y que lo pasó muy mal por eso, pero que tener a la tiparraca esa junto a él le ayudó a superarlo, por eso fue mucho más doloroso para él su infidelidad.

La verdad es que Amón nunca me habló mucho de sus padres, casi todo lo que sé, es porque Rocío me lo ha contado, y ni ella ni Amón me enseñaron una foto nunca, por eso al encontrar estos álbumes, fue como descubrir una parte del pasado de Amón, una que se ha empeñado en ocultar.

No puedes culparlo, tú también te reservas muchas cosas de tu pasado, igual que él, solo has dicho lo imprescindible, sin meterte en detalles.

Maica tiene razón, igual que yo oculté lo de Mazikeen, y aún a día de hoy oculto muchas cosas sobre mi pasado, no puedo culpar a Amón por no querer hablar de un tema tan delicado, que, casi seguro, causará más de una lágrima recordarlo, es por eso que esperaré el tiempo que haga falta para que él mismo me lo cuente, aunque en nuestra situación actual, creo que vamos a tardar.

No sé muy bien cuánto tiempo llevo aquí, pero creo que podría estar días enteros observando a Amón de bebé, era tan mono, de siempre me han encantado los niños, y en un futuro espero poder tenerlos con Amón, porque ahora mismo con todo lo que está ocurriendo, no es un buen momento para quedarme embarazada.

-Por fin te encuentro - oigo que dice alguien al abrir la puerta - te he estado buscando toda la tarde - genial, Amón está aquí.

-¿Y para qué se supone que me quieres?, porque como sea para seguir discutiendo sobre lo mismo, ya te digo que no voy a cambiar de opinión - digo molesta, con lo tranquila que yo estaba.

-¿Qué haces aquí? - me pregunta mirando todo el lugar.

-¿A ti qué te parece? - le pregunto y le enseño el álbum que tengo en las manos, él se acerca y se sienta a mi lado.

-Así que aquí estaban los álbumes de fotos - dijo en un susurro para sí mismo.

-Ajá - digo sin muchos ánimos y volviendo a mirar las fotos hasta que Amón me quita el álbum de las manos - ey - me quejo.

Amón parece no darse cuenta de mi queja, parece que está muy concentrado mirando las fotos. Va pasando las hojas y sonríe mientras las observa, la verdad es que yo también sonrío, me alegra verle tan calmado después de tanto tiempo, si no era una cosa, era otra, y siempre estaba preocupado con algo.

Deja de pasar páginas y se queda mirando fijamente una, en esa imagen aparecen: él, la que imagino que es su madre, y el que imagino es su padre. En ella salen los tres sonrientes, Amón está en brazos de la mujer, no le echo a Amón más de cinco años, se le ve adorable.

-Yo tenía cuatro años en esta foto - me dice acariciando la imagen que miraba - no celebrábamos nada especial, sencillamente a mi madre le apeteció hacernos una.

-Era hermosa - le digo con voz suave y él asiente.

-Lo era, era muy hermosa, y buena, toda la manada la quería, a ella y a mi padre.

-Amón, yo...

-Fue por mi culpa, ¿sabes? - suspira - fue por mi culpa.

-¿El qué? - pregunto confundida.

-Sus muertes - dice sombrío - fue por mi culpa.

-Atacaron la manada, no fue tu culpa.

-Sí que lo fue, si yo hubiera estado ahí, ellos no habrían muerto.

-¿No estabas en la manada? - pregunto entre confundida y sorprendida.

-No, no estaba, había peleado con ellos, otra vez - dice suspirando - a ellos no les gustaba Rebeca, por eso discutíamos a menudo, como ese día, volvimos a discutir porque le habían contado que habían visto a Rebeca con otro hombre, y no precisamente en plan amigos.

-Vaya con la Rebequita - digo en un murmullo.

-Por eso no estuve con ellos durante el ataque, me enfadé por esa acusación y me fui a un pueblo humano, cuando regresé el ataque ya había pasado, y mis padres...

Se detuvo y empezó a llorar, yo me acerqué más a él lo abracé, no sabía nada de eso, Rocío nunca me contó nada de esto, todo lo que sufrió Amón con la muerte de sus padres, es horrible, y esto solo hace que odie más a esa zorra mal parida de Rebeca, no es culpa de Amón lo que sucedió, es culpa de ella.

-Por eso me negaba a creer que Rebeca me era infiel, porque significaría que ellos tenían razón y murieron por mi estupidez, y al darme cuenta de ello, cuando por fin vi la verdad, no pude soportarlo, me aisle de todos y renuncié al amor, solo permitía a Tony y a mi nana acercarse a mí.

-Lo siento, yo no lo sabía - le digo triste.

-No es tu culpa, yo te lo oculté - dice y suspira - siento ser tan paranoico, pero temo que se repita lo de mis padres, no quiero perderte.

-Ni yo a ti - digo dulcemente.

-Te amo.

-Y yo a ti, lobito.

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Vaya con el pasado de Amón, ¿verdad?

Espero que os haya gustado el capítulo, y de paso quiero comentaros algo, al final de la historia haré propuestas sobre especiales de esta historia que os podría interesar, y si vosotros ya tenéis alguno en mente, no dudéis en comentármelo, hasta mañana.

Amalia *Completada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora