𝘾𝙄𝘾𝘼𝙏𝙍𝙄𝘾𝙀𝙎

Ya no es mi Lourdes.

Me acomodo en el asiento y miro por le ventana del avión. Al instante siento una mano posar encima de la mía y las observo.

Trini: ya verás que la pasaremos genial- deja un beso en mi mejilla y recuesta su cabeza en mi hombro.

Tiene razón.

Voy a dejar, o al menos intentar, dejar de preocuparme por lo que dirá o pensará mi madre al verme llegar con una chica desconocida...o lo que pasaría si Lourdes me ve con ella, ¿se pondría celosa? ¿se enojaría?

Dios...¿por qué cada maldita cosa que hago me hace pensar en ella? Debo aceptar que ella no es mi prioridad, no es más mi amiga, no es más mi Lourdes...no es más nada mío y eso...sigue doliendo.

Se suponía que este viaje iba a ser para relajarme y dejar de pensar en ella o en todo lo que sucedió, y funcionó algunos días pero otros no. Y es que lo que siento por ella es tan grande que no podría olvidar así como así.

Me duele pensar que ahora podría estar tranquilamente con Derek, porque probablemente la haya perdonado. Quizás están acostados, besándose, acariciándose... amándose.

Mientras a mi, se me carcome cada día más la cabeza.
Porque cada maldito pensamiento me lleva a ella, a su rostro angelical, a su sonrisa encantadora.

Luego de horas el avión aterriza y cuando ya tenemos nuestras maletas, pedimos un Uber hasta mi casa.
Había quedado con mamá en que iría más tarde a visitarla ya que estaría cansado por el viaje y ella lo entendió.

Trini: así que aquí vives...no está nada mal- dice observando todo a su alrededor.

Chris: pues...¿gracias?

Trini: ¿de verdad quieres descansar o quieres hacer algo más...?

Chris: quiero descansar- la freno cuando intenta colocar sus brazos a mi alrededor-. Siéntete como en tu casa.
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