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Una nena...

Miro a Lourdes con los ojos cristalizados mientras escuchábamos los latidos del corazón de nuestro bebé. ¡Qué hermoso que es esto! Amo y disfruto cada segundo del saber que dentro de unos meses tendré a una pequeña llamándome "papá" ¡Si, es una nena!
Siento una felicidad inmensa que ya no me cabe en el cuerpo.

Lourdes: tendremos una nena...-susurra con los ojos vidriosos al igual que yo, pero esta vez nuestros ojos no están así por tristeza, sino más bien por una felicidad inmensa.

Estábamos en la dulce espera de una hermosa niña. Ya quiero ver su carita y estoy seguro de que voy a morir de la ternura todos los días si se parece a Lourdes.

Lourdes: ¿A quien crees que se parezca?- me mira. Ya habíamos salido del hospital e íbamos camino a casa.

Chris: pues mientras saque todo de ti menos lo gruñona que eres...-ella ríe y me golpea el brazo, golpe que sí dolió-. ¡Auch! Me vas a matar un día de estos mujer.

Lourdes: -rueda los ojos-. Exagerado.

Y ahora soy yo quien rueda los ojos. No soy exagerado, realmente los golpes de Lourdes son fuertes, tan así que al otro día me sale un moretón en la zona que me golpea.

Chris: te voy a denunciar un día de estos.

Lourdes: ajá.

Chris: ¿Dudas que lo vaya a hacer?

Lourdes: obvio.

Chris: haces bien, porque no te alejaría de mi lado ni por más que me maltrates.

Ella sonríe y se acerca a mis labios. Intento sientarla en mis piernas pero ella se ríe y me aleja mientras suelta una carcajada.

Lourdes: estamos en el Uber bobo.

Escucho como el chófer del Uber suelta una risa y sigue en lo suyo. Ruedo los ojos y me vuelvo a acercar a Lourdes para susurrar en su oído.

Chris: cuando lleguemos a casa no te salvas...