5. Lo que queda por delante 2/2

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—Vamos, todos tomen un arma.— Ordena Rick luego de colocar el arsenal en el capó de un auto.

—No son las armas que necesitamos. ¿Y las pistolas?

—Ya lo discutimos. Daryl, Rick y yo las llevaremos. No podemos dejar que la gente dispare cada vez que se mueva un árbol.

—No me preocupan los árboles.— Insiste Diana.

—Digamos que alguien dispara en un mal momento y justo pasa una manada, es el final del juego para todos. Así que ya supéralo.— Argumenta Shane, colocándose su mochila.

—Iremos por el arroyo a ocho kilómetros, daremos la vuelta y volveremos por el otro lado — Glenn observa con una sonrisa el hacha que tiene en sus manos, la misma que Carl había tomado el día de ayer—. Tal vez esté del otro lado del arroyo.— Mira asintiendo al grupo.— Es su única referencia.— Se aleja lentamente, con su ballesta en manos.

—Estén callados y atentos. Mantengan distancia pero siempre estén en la vista de los demás.

—Reúnan sus cosas.

—Dale, sigue trabajando, necesitamos que la casa rodante arranque.

—No estaremos aquí ni un minuto más Rick. Buena suerte allí, encuentren a Sophia.— Habla Dale, sonriendo.

—Vigilen a estos dos mientras no estamos.— Dice Rick de buena forma, queriendo sacar una sonrisa en los dos niños, pero logra que ambos frunzan el ceño.

—Iremos con ustedes.— Manifiesta Verónica. Rick suspira al oírla.

—Necesitan gente ¿no?, para rastrear todo lo posible.— La pareja Grimes se mira entre sí.

—Decide tú, no seré siempre la mala.— Proclama Lori.

—Creo que será tu decisión oficial.— Responde Diana a las miradas de Rick. El policía sonríe apenas, pensando en qué decir.

—Bueno, te tienen a ti para cuidarlos, diría que están en buenas manos.

—Está bien, está bien, pero que siempre pueda verlos, sin excepciones.— Ambos asienten. La menor voltea sonriendo hacia Dale por la ayuda, el amigable hombre le guiña el ojo con una pequeña sonrisa en sus labios. Luego de eso se acercan a Lori para prepararse e irse a la búsqueda.

—La encontraremos.— Musita seguro. Ella asiente, confiando en sus palabras.

Se que las muertes de...— escuchan desde sus lugares, la menor voltea y se encuentra a Dale y a su madre ¿discutiendo?

—No los metas en esto. No se trata de Vicente o de Dante, se trata de nosotros. Y si pensé que no tenía nada más porque vivir ¿Quién eres tú para contradecirme?, para impedírmelo de este modo.— Verónica baja la cabeza al sentir las miradas de todo el grupo sobre ella y su madre.

—Te salve la vida.

—No, Dale. Yo te salve a ti y tú me obligaste —Lo contradice al borde de las lágrimas—. No quería tu sangre en mis manos y solo por eso me fue del edificio.— La menor siente los brazos de Lori rodearla, intentando hacer que no escuche la conversación, aunque ya era tarde y había escuchado lo suficiente para sentirse horrible.— ¿Qué esperabas?, ¿Que tuviera una especie de epifanía? ¿Que me renaciera el amor por la vida?

—Quizás un poco de gratitud.

—¿Gratitud?, quería morirme a mi manera, no despedazada por unos monstruos como a Amy, o a mi familia. Era mi decisión.— Lo mira fijamente.— Y tú me quitaste eso Dale.

DESDE PEQUEÑOS│𝑐𝑎𝑟𝑙 𝑔𝑟𝑖𝑚𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora