22. Hogar

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—¿Encontraron el grupo de Tyreese aquí?— nos pregunta Glenn, señalando el pequeño dibujo que hizo en el suelo, formado de las partes de la prisión.

—Sí.

—Habíamos asegurado esto.

—Creo que vinieron por aquí— arrastro mi dedo por el pequeño plano, marcándole a Rhee la habitación y su recorrido para llegar al gimnasio.

—Entonces hay otra abertura —suspira—. Bien, todo el frente de la prisión es inseguro. Si los caminantes entran los mataremos fácilmente.

—¿Por qué estamos tan seguros de que vaya a atacar?— la dulce voz de Beth suena detrás de mí—. Quizás lo ahuyentaron.

—Tenía peceras con cabezas humanas— comenta Michonne, completamente seria. Me apresuro a voltear hacia ella al igual que el resto—. Caminantes y humanos, trofeos. Él vendrá.

—Ataquémoslo ahora— propone Glenn.

—¿Qué?

—No lo esperará. Entraremos a escondidas y lo mataremos.

—No somos asesinos— dice Carol, disgustada ante idea.

—Tú sabes donde está su casa — se acerca a Michonne—. Tú y yo acabaremos con esto. O lo haré yo mismo —la mujer lo piensa un poco, sin modificar su seria expresión, finalmente asiente—. Bien.

—La última vez no sabía que irían — habla Hershel, cabizbaja—. Y mira lo que pasó. Casi nos matan. Daryl fue capturado —bajo mi vista, recordando lo que Rick nos había contado. El Gobernador obligó a Merle y a Daryl a pelear entre ellos hasta que uno muera. Eso confirma que aquel hombre esta completamente mal de la cabeza— y Maggie y tú casi fueron ejecutados.

—No puedes detenerme.— las palabras del coreano me sorprenden.

—Rick nunca permitiría esto.

—¿De verdad crees que está en condiciones de decidir?

—Piensa en esto con calma, T-dog perdió la vida aquí, Lori también, los hombres que estaban aquí. No vale la pena seguir matando. ¿Qué estamos esperando?, si está en camino, deberíamos habernos ido.

—¿Y después que?

—Vivimos ahí afuera todo el invierno.

—Cuando tenías dos piernas y no teníamos un bebe que lloraba y atraía caminantes.

—No podemos seguir aquí.

—No podemos huir.— pasos hacen algo de eco en la habitación, Maggie es quien se retira. Glenn la sigue con la mirada—. Muy bien —asiente—, nos quedaremos aquí. Defenderemos este lugar, resistiremos —se agacha nuevamente frente a su plano—. Verónica, tú y yo iremos por los túneles. Debemos averiguar por donde entraron.

—Entendido.

—Necesitarás ayuda.— habla Michonne.

—No. Si llega a pasar algo te necesito aquí. ¿Quién tiene la guardia?— pregunta luego de observarnos unos segundos—. Demonios.


—Volvieron a invadir las tumbas de la caldera— informa Glenn, entrando con prisa al pabellón. Ambos jadeamos.

—Ya habíamos despejado ese sector.

—Pero ellos siguen entrando.— me quejo

DESDE PEQUEÑOS│𝑐𝑎𝑟𝑙 𝑔𝑟𝑖𝑚𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora