10. Secretos

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—¿Y tú que diablos hiciste?— pregunta el castaño, sus ojos llenos de curiosidad estaban sobre Verónica.

—Tire lo más fuerte que pude. Y allí está.— extiende su brazo, señalando a Rhee. Apenas ayer, habían enviado al joven a meterse en un pozo en el que había un caminante Verónica aún no puede creer que siquiera hayan pensado en eso. El caso es que, Glenn casi se convierte en comida para aquel muerto, pero por suerte lo sacaron en el momento justo.

—Nunca digas que dije esto, pero, que idiotas, ¿Cómo se les ocurre enviarlo?, pareciera que lo tratan como carnada..— la pequeña suelta una risita y asiente, completamente de acuerdo con cada palabra de Grimes. Ya estaba extrañándolo demasiado, igual que él a ella.

Sus espaldas están apoyadas contra la autocaravana, Verónica le cuenta las cosas recientes que el pequeño no fue capaz de presenciar debido a su obligatorio reposo. Él juega con unas ramas, escuchándola y de vez en cuando respondiendo o dando su opinión.

—Oye, lindo sombrero amigo.— Shane se acerca a los pequeños, saliendo de una charla para organizarse con el grupo. Entre ellos se dividen personas y se esparcen por el territorio para así buscar de manera más organizada a Sophia. El niño se levanta de su lugar y tira las ramas al suelo, colocándose frente a él.— ¿Qué pasa?

—Yo también quiero aprender a disparar. ¿Puedes enseñarme?

—Bueno, amigo, eso depende de tus padres. Y no quiero meterme en más problemas con tu madre.—  Se dirige a la pequeña Sánchez, quien continuaba sentada en el suelo. Ella solo se encoge de hombros, sabiendo que ya había conseguido a alguien que le enseñara.

—¿Puedes hablar con ellos? Ellos te escucharán.— Le pide a Shane.

—Ya veremos, ¿está bien?— Asiente.

—Ven, vamos.— le dice Carl y Verónica rápidamente se reincorpora, empujándolo levemente al estar junto a él, lo cual hace reír un poco al pequeño.

—Oye,  —voltean al oír nuevamente la voz de Shane— déjame ver que tienes ahí.— arrugas de confusión se forman en la frente de Verónica, sin entender de que hablaba Walsh. En respuesta, observa como Carl levanta apenas su camisa, dejando a la vista un arma.



—¿Cómo demonios pasó esto?— Pregunta completamente molesta, guardando el arma que le acaba de quitar a su hijo gracias a que Shane les contó. 

—¿En qué estabas pensando?— Le susurra al pequeño Grimes. Sus ojos están sobre los padres, Rick y Lori hablan en voz baja, claramente sobre la "travesura" de Carl. El problema es cuando ve a Diana acercarse a ellos.— Genial, ahora yo también estoy en problemas. Gracias.

—Solo quiero aprender — musita al instante—. No quiero ser un inútil. Ambos podemos aprender y así encontrar a Sophia más rápido.— completa. Carl aparta la vista de su amiga, atento a la conversación que estaban teniendo los adultos. Ella lo observa en silencio. Él tiene razón, deben aprender lo más rápido posible para así ayudar a hallar a Sophia.

—No es lo suficientemente maduro para manejar un arma.— Llegan a escuchar. Inmediatamente el niño se levanta y camina hacía aquella pequeña discusión.

—No voy a jugar con ella, mamá. No es un juguete.— Lo escuchan atentamente.— Lamento haberte decepcionado, pero quiero buscar a Sophia y quiero defender nuestro campamento...— Voltea hacía Verónica, ella se acerca lentamente.— Queremos. Y no podemos hacerlo sin un arma.

—Shane es el mejor instructor que conozco.— Le susurra a su esposa y luego mira a Diana. Lori no estaba para nada segura de permitir tal cosa, mientras que la madre de Verónica solo la miraba, pensativa.— Lo he visto enseñando a niños más jóvenes que ellos.— Agrega, llegando a convencer a Lori. Ella se acerca con un gesto inexpresivo, y toma a su hijo del mentón, causando que quede viendo hacía ella.

—Vas a tomar esto en serio, y vas a comportarte responsablemente. Y si escucho de alguien en este campamento que no estás cumpliendo nuestras expectativas—

—No va a decepcionarte.— Interrumpe. Carl asiente, y ya con eso Lori se aleja.— Ven aquí Carl.— Los niños se miran al mismo tiempo.

—Verónica.— La llama desde su lugar. Cada pequeño va a donde se los llama, separándose.

—Luego te busco.— Asiente. Finalmente se aleja.

Escúchame.—se arrodilla frente a la menor— Te dejaré practicar, pero quiero que sepas que, realmente lo lamento cariño.— Acaricia sus brazos hasta llegar a sus manos, las cuales toma con completo cuidado.— Lamento todo lo que dije que te hizo mal, todo lo que hice. Eres lo único preciado que me queda, y fui una estúpida al tratarte así.— los ojos de ambas se llenan de lágrimas, y en sus labios se dibujan sonrisas tristes— Me demostraste lo que es ser fuerte, y tú eres la personita más fuerte que conozco. Ven aquí.— la rodea con sus brazos, acariciando su cabello y depositando un dulce beso en el.



* * *



Una botella verde cristaliza se parte y cae a pedazos luego de que Verónica dispare en su dirección, aquel tiro forma una sonrisa en ella. Estuvo desperdiciando más de siete tiros y por fin había logrado derribar una.

—Bien hecho.— Alza su mano, la niña da un salto para así chocar los cinco con su madre.— Aprendes rápido.— Asiente, mirando orgullosa los vidrios que apenas se diferenciaban debido al pasto. Respira hondo y quita una de sus trenzas hacía detrás de su hombro, volviendo a apuntar.

—Recuerda, tienes que estar derecha.— Musita Rick. Acomoda su arma y mueve apenas su cuerpo, quedando derecha. Nuevamente exhala, con su vista fija sobre la lata a varios metros.

 El metal cae luego de que alguien le disparara. 

El ceño de la menor se frunce ya que ella no apretó el gatillo. Voltea para darse cuenta de que Carl es el responsable de derribar la lata. Él sonríe unos segundos, mirando lo que había hecho. Voltea con un gesto burlón, refregándole a su amiga lo que consiguió. 

—Definitivamente no eres buena con las armas.

—Sí, puede que seas bueno con las armas.— Da leves pasos, yendo hacía él.— ¡Veamos si eres rápido!— el pánico se instala en el rostro de Grimes, quien gira su cuerpo rápidamente y corre hacía cualquier dirección, mientras que la niña lo persigue a toda velocidad. Dan vueltas por la zona, sólo se escuchan los precoces gritos de Carl y divertidas risas de los adultos, mirándolos con ternura correr.



DESDE PEQUEÑOS│𝑐𝑎𝑟𝑙 𝑔𝑟𝑖𝑚𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora