DESDE PEQUEÑOS│𝑐𝑎𝑟𝑙 𝑔𝑟𝑖𝑚𝑒𝑠

33. Nosotros

—¿Qué están haciendo?— cuestiona Rick, mirándonos con su entrecejo fruncido desde unos metros adelante.

—Gano una apuesta.

—Ni lo sueñes.— Trato de no desconcentrarme y continuo manteniendo equilibrio sobre las vías en las que camino.

—Aún puedo.— Intenta golpear levemente mi brazo, causando que casi caiga. Río al verlo reincorporarse.

—Hablaste demasiado pronto sabelo todo.

—Esto va a durar mucho, quizá podamos ¿acelerarlo un poco?— habla Rick, acercándose.

—Si, es cierto. Estamos perdiendo el tiempo, tal vez deberíamos... ¡Carl!

—Gane.— dice con una sonrisa luego de que me desequilibre al querer asustarlo.— Paga.— extiende su mano. Tomo mi mochila y saco dos chocolates de esta, dejándolos en mi mano para que Grimes elija uno.

—¿En serio hay que sacrificar los chocolates?, son los últimos que quedan.— dice Luke con notable tristeza, Michonne se acerca detrás suyo, asintiendo de igual forma.

—Oh vamos.— me quejo al ver como acerca la mano al que yo quería.

—Tu lo dijiste, el que gana elije.— comenta entre risas.

—Adelante, tomalo. Es tuyo.— guardo el otro, que por cierto tengo pensado dejárselo a Mich y Luke.— Te lo ganaste en buena ley. 

Observo fijamente la mitad de chocolate que me extiende.

—Vamos, siempre compartimos.

—Dame eso.— tomo el dulce.

***

—¿Cuánta hambre tienen del uno al diez?

—Quince.

—Veintiocho.

—Ni siquiera puedo puntearla.— digo negando, los cuatro ríen.

—Sí, ya ha pasado mucho tiempo. Iré a revisar las trampas.

—¿Puedo ir contigo?

—¿De que otra forma aprenderías?— el de sombrero se levanta con emoción. Subo mi vista con el entrecejo fruncido ya que Rick se encargó de apagar el pequeño pero cálido fuego frente a mi.—Ustedes también.— me dice con una escasa sonrisa. Sin más, me levanto y tomo mis cosas.— Nos quedaremos un día o dos, descansen un poco más.— vuelve a hablar minutos después.

—¿Ya sanaste?— le pregunta Michonne.

—Falta poco.

—Estamos cerca, ¿no?— cuestiona Luke, quien tomaba mi mano como si ya fuese costumbre, aunque a mi no me molesta en lo absoluto.

—¿De Terminus?, así es.

—Cuando lleguemos... — volteo hacia Carl.— ¿Vamos a decirles?

—¿Decirles que?

—Todas las cosas que nos sucedieron. Todas las que hicimos, ¿les diremos la verdad?

—Les diremos quienes somos.

—Pero ¿Qué diremos?, es decir... ¿Quiénes somos?