— ¡Me estás diciendo que todo lo que mi padre construyó y a lo que le dedicó tantos años ya no está? — exclamó Samantha con voz desesperada mientras miraba con asombro al abogado de la familia. James Blandes llevaba los asuntos de la familia Jones desde que Samantha tenía uso de razón. Él y su padre eran amigos desde que podía recordar.
— Lo siento mucho, Sami— dijo James con pesar tomando la mano de la chica a la que había visto nacer y a la que adoraba como si fuera su hija— Tu padre estaba en la quiebra y con una deuda eterna con Daniel Pitt que ni siquiera el dinero del seguro cancela. Todas sus posesiones pasarán a manos de Pitt y ni así la deuda estará cancelada del todo. De veras lo siento. Estoy de manos atadas y no puedo ayudarte. Le aconsejé muchas veces que debíamos redactar un documento en el que te exonerara de continuar pagándola tú pero ni él ni nadie podía prever que esta desgracia pasaría y nunca lo hizo por lo que ahora tú heredaste la deuda.
— ¡Por Dios! No solo me he quedado en la calle,sin un techo siquiera para dormir, no tengo nada. Y resulta que también debo pagar la deuda que dejó mi padre como herencia— sollozó la chica.
— Con respecto a tus posesiones y a la deuda estoy de manos atadas y no puedo ayudarte, al menos de manera legal— explicó James con pesar— Pitt no ha reclamado nada aún, pero lo hará. En algún momento lo hará.Samantha lloró desconsolada en los hombros de James. Había vivido toda su vida llena de lujos,comprando cada capricho sin imaginar todo lo que debió haber pasado su padre, tratando de pagar una deuda, mientras que ella solo gastaba el dinero inconscientemente. Pasó sus manos con frustración por su hermoso rostro. Cuando su madre murió de cáncer cinco años atrás ella fue el soporte de su progenitor y él de ella a su vez. <¿Cómo no supo darse cuenta? >
—¿ Crees que si hablo con ese tal Daniel Pitt pueda llegar a un arreglo con él? — gimió ella con desesperación — No puedo perder mi casa, James, no quiero quedar en la calle. ¿Qué será ahora de mi vida, padrino?—sollozó
— Sami, tú no estás sola. Siempre puedes venir con nosotros, Aurora y Athena te adoran — respondió él haciendo referencia a su esposa e hija, esta última era la mejor amiga de Samantha.
— No, James— respondió decidida — No quiero ser una carga para ustedes. Puedo trabajar. Solo necesito pagar lo que queda de la deuda y tratar de recuperar mi casa, es lo único que me interesa, lo demás no. Por eso necesito hablar con el señor Pitt, llegar a acuerdo de pago con él. ¿Crees que quiera recibirme?
— ¿Por qué no habría de hacerlo? —respondió James— Pitt es un hombre impredecible, pero estoy seguro de que no tendrá problemas en recibirte, después de todo ahora eres tú quien va a continuar pagándole. De lo que sí no estoy convencido es con el acuerdo al que intentas llegar — prosiguió cauteloso. — tu padre lo intentó y mira como terminó. Lo que más me resulta extraño es que todavía no reclame lo que le pertenece. Hace ya un mes que tu padre...— dijo sin poder terminar la frase por el nudo que atenazó su garganta— En fin que se me hace raro que sus abogados no se hayan puesto en contacto conmigo. Si quieres puedo acompañarte a verlo.
— Te lo agradezco, padrino, pero esto tengo que hacerlo yo. En cualquier caso si necesito tu ayuda no dudaré en pedírtela. Ahora solo dime cómo puedo contactarlo. Iré a hablar con él y trataré de llegar a un acuerdo— exclamó decidida.
ESTÁS LEYENDO
Serás mía
RomanceAl morir su padre Samantha Jones quedó en la más profunda miseria. La gran mansión en la que creció había sido hipotecada por su progenitor y estaba a punto de perderla. Daniel Pitt estaba obsesionado con una mujer desde que la vio en aquella gala b...