Capítulo XVI

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✨ CAPÍTULO 16

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CAPÍTULO 16. Tokio vuelve

Por cortesía de Helsinki, Arturito terminó con un explosivo pegado al pecho. El rehén temblaba y sudaba como Tirana no había visto nunca sudar a alguien.

Mientras el hombre trataba de controlar sus nervios, la situación de la banda no era mucho mejor, pues los miembros de la misma empezaban a desesperarse. Las horas que llevaban sin dormir empezaron a pasarles facturas y, poco a poco, se fueron convirtiendo en personas cada vez más irascibles.

Al mínimo contratiempo, saltaban los unos contra los otros, incluída Nairobi, que habitualmente era la persona más calmada de todos ellos.

El único que había respetado y cumplido a rajatabla con los horarios del sueño era Berlín. Y por esa misma razón, a Tirana no le resultó extraño encontrárselo tumbado en uno de los sofás del despacho en el que acababa de entrar. Se acercó a él para observarlo en silencio. Su rostro estaba completamente relajado, pues ni una sola arruga cubría su piel. Parecía la tranquilidad personificada.

Tirana se inclinó sobre él preguntándose como era posible que una persona, en una situación como la que estaban viviendo, fuera capaz de descansar tan plácidamente. Para ella, la situación era demasiado crítica como para permitirse un solo segundo de descanso, aunque sabía que debía tomárselo si quería no terminar perdiendo la cabeza.

Observó como los párpados de Berlín temblaban ligeramente. En esa situación, parecía tremendamente vulnerable, débil. La coraza con la que solía protegerse parecía haber desaparecido. Con cuidado se sentó a su lado, posando suavemente una mano sobre su rostro, deslizándola con cariño por su mejilla. Ese simple roce fue suficiente para que el hombre abriera los ojos con sorpresa, aunque se tranquilizó al ver que se trataba de Tirana.

- ¿Cuánto tiempo he dormido? – preguntó con somnolencia.

- ¿Tengo pinta de reloj? – preguntó la pelirroja a su vez, sonriendo – No sé desde cuándo estás aquí. Pero me parece a mí que ya has descansado bastante.

- Más que tú desde luego que sí – respondió con sorna, sonriendo ladinamente - ¿Cuánto hace que no descansas como es debido?

- Veinte años – respondió con gracia – Hace muchos años que considero el dormir como una pérdida de tiempo. La vida es demasiado maravillosa como para pasarla con los ojos cerrados, ¿no crees? – se inclinó hacia él, sin llegar a rozar sus labios – Ya los cerraremos eternamente cuando nos llegue la hora.

Berlín sonrió ante sus palabras, pero no dijo nada. Tirana lo fue empujando ligeramente para que le hiciera un hueco en aquel ajustado sillón. Cuando lo consiguió, se tumbó a su lado, dejando la cabeza a la altura de su hombro. Sintió como todo su cuerpo se iba relajando, y fue consciente de lo realmente cansada que estaba.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- ¿Desde cuándo eres tan educado?

- Tienes razón – inclinó la cabeza ligeramente para mirarla - ¿Por qué quiso el Profesor que los periodistas grabaran tu cara? Fue un peligro para ti.

TIRANA {Berlín-Palermo} - LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora