Capítulo XXIX

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✨ CAPÍTULO 29

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CAPÍTULO 29. Palabras dolorosas y traición

Cuando abrió los ojos ya no se encontraba en el suelo, si no en un sofá, con la cabeza apoyada sobre las piernas de Denver, que dejaba suaves caricias sobre la misma. Pensó en volver a cerrarlos y fingir que no había despertado. Tal vez de ese modo pudiera seguir estando en calma. Las caricias de Denver pararon, por lo que la pelirroja intuyó que el chico sabía que había recuperado la conciencia. No le quedó más remedio que levantarse.

Se incorporó con cuidado mientras iba poco a poco recordando todo lo que había pasado. Cuando la imagen de Nairobi acudió a su mente pegó un salto, provocando que una horrible sensación de mareo la invadiera. Denver fue rápido y no tardó en rodear la cintura de Tirana con sus brazos, evitando así que cayera al suelo. Cuidadosamente la dejó caer sobre el sofá.

- Con cuidado, Tir – la regañó – Te has dado un golpe muy fuerte – Tanto "nací preparada", para terminar desmayándote – añadió con cierta burla.

- ¿Cómo está Nairobi? – preguntó, soltándose de su agarre e ignorando sus palabras. Respiró aliviada al sentir como se iba encontrando mejor.

- Mal – fue lo único que le dio tiempo a decir con toda la sinceridad que le fue posible. Quiso añadir algo más, pero la pelirroja ya se había levantado para abandonar la habitación.

Necesitaba ver a Nairobi. Y necesitaba ver a Palermo. Pero su prioridad era la primera de ellas. No tardó en encontrarla, pues el sonido de unas voces discutiendo la guiaron hacia uno de los despachos. Abrió la puerta con cuidado y su corazón se encogió al ver la desastrosa imagen de la pelinegra.

Llamó la atención de los que se encontraban en su interior, y pronto se vio apuntada por las armas de Palermo y Tokio. Ignoró a ambos deliberadamente y pasó para inclinarse sobre su amiga, a la que agarró la mano con fuerza, tratando de transmitirle todo el ánimo. Nairobi la miró con una mezcla de pánico y alivio en sus ojos.

- ¿Qué está pasando, Nai? – susurró de modo que sólo ella pudiera escucharla. Sintió como Kansas se inclinaba a su lado, pero ni le miró.

- No quiero que me operen, quiero salir de aquí – sentenció la pelinegra, expresando en su tono todo el terror que empezaba a dominarla – Es mi vida, Tir, yo decido. Por favor – sentía que necesitaba la aprobación de su amiga, que frunció el ceño ante sus palabras.

- Dejará de ser tu vida en el momento en el que salgas por la puerta del Banco y te encuentres con la policía – su tono de voz se alzó para que todos los presentes la pudieran escuchar con claridad – Cuando te curen y acabes en la cárcel te darás cuenta de que tu vida ya no será tuya, Nai – la miró con lástima – No creo que sacarte de aquí sea una buena idea – añadió en un hilo de voz.

Apartó la mirada de Nairobi para cruzarla con Tokio, que la miraba con odio. Estaba claro que su compañera defendía firmemente la opinión de Nairobi.

TIRANA {Berlín-Palermo} - LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora