Capítulo XII

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✨CAPÍTULO XII

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CAPÍTULO XII. ¿Han detenido al Profesor?

Arreglar la situación con Berlín no entraba en los planes de la pelirroja, por lo que dedicó las siguientes horas a ignorarlo deliberadamente. Vagó por los pasillos sin un rumbo fijo. No podía ir a hablar con Nairobi, pues esta seguía molesta con ella, e ir en busca de Denver tampoco era una opción, pues este parecía haberse encariñado con la rehén, Mónica, y estaba continuamente a su alrededor.

Se detuvo frente a una de las ventanas de la Fábrica, pero manteniendo una prudente distancia.

- ¿Estás bien?

Se sobresaltó ligeramente al sentir la voz de Moscú a sus espaldas. El hombre se había puesto a su lado, y en ese momento la miraba con preocupación.

- Estoy bien, Moscú – respondió con una corta sonrisa - ¿Tú como estás?

Desde que el hombre había sufrido el ataque, no había vuelto a hablar con él. En ese momento agradeció su presencia, pues siempre le resultaba reconfortante.

- Podría estar peor – respondió el hombre – Me estoy tomando un pequeño descanso – le explicó, esbozando una afable sonrisa – Mi espalda y mis pulmones se resienten – añadió.

- Un descanso más que merecido, querido mío – pasó un brazo por los hombros del hombre, antes de apoyar su cabeza sobre su cuerpo.

- ¿Qué ha pasado con Berlín? – preguntó entonces Moscú.

Tirana se alejó para mirarlo con una sonrisa.

- ¿Vamos a tener una especie de conversación padre e hija?

El hombre sonrió.

- Quiero saber si hay algo que pueda hacer para que estés mejor.

- Te agradezco enormemente tu intención – Tirana lo miró con cariño – Pero estoy bien, Moscú, en serio.

- Puedes engañarte a ti misma, pero no me puedes engañar a mí – acarició su rostro con cariño – Ese hombre sólo te va a traer problemas.

Tirana se limitó a sonreír.

- Creo que sabré lidiar con él, Moscú.

Apartó la mirada del hombre para clavarla en el cristal de la ventana. Por su mente acudió en ese momento una de las muchas conversaciones que había tenido, con el bueno de Moscú, alguna tarde en la casona de Toledo.

"- ¿Qué haces aquí sola?

La pelirroja abrió los ojos para encontrarse con la cálida mirada de Moscú. Se había tirado en la hierba, lejos de todo y de todos, para tratar de alejarse un poco del estrés que ese atraco empezaba a producirle. Ese mismo día había discutido con Berlín, y lo último que le apetecía era tenerlo rondando a su alrededor.

TIRANA {Berlín-Palermo} - LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora