Capítulo XXVIII

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✨ CAPÍTULO 24

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CAPÍTULO 24. Se desvela una verdad no confirmada ✨

Si Tirana creía que las cosas en el Banco no podían ir a peor, estaba realmente equivocada.

- ¿Alguien me puede explicar quien carajos llamó al puto circo? – la pregunta de Palermo resonó por todo el hall, llamando la atención de la pelirroja, que se giró para mirarlo con el ceño fruncido. Se alejó de Denver, con el que se encontraba hablando, para acercarse al argentino – Allá fuera hay una embarazada con uno oso de peluche – añadió al ver las miradas de desconcierto.

Instintivamente la mirada de Tirana viajó hasta Nairobi, que había escuchado todo desde lo alto de la escalera. No tardó en bajar de dos en dos para acercarse a ellos con la preocupación en su rostro. Amabas habían pensado lo mismo. Sabiendo lo que sabía, a Tirana no le era difícil suponer que ese peluche era un mensaje para Nairobi.

- Voy a por ese oso – anunció la pelinegra haciendo ademán de salir.

- No vas a ninguna parte – le impidió Palermo antes de que a la pelirroja le diera tiempo a intervenir. Un incómodo silencio se formó entre ellos, y sólo fue roto cuando Nairobi estalló contra el hombre.

- Me da igual lo que digas, Palermo, voy a ir a por ese oso – era la tal la determinación en los ojos de su amiga, que Tirana estaba segura de que haría hasta lo imposible por salir.

- No creo que sea buena idea – intervino entonces, recibiendo una mirada de agradecimiento por parte de Palermo, que creyó que por una vez le estaba apoyando – Será mejor que vaya un rehén en tu lugar – continuó, recibiendo entonces una mirada de ofensa – A él no le dispararán. A ti sí.

Sopesaron la idea de Tirana durante unos segundos, y finalmente decidieron que era lo mejor que podían hacer. La pelirroja sabía que no era una buena idea, y que eso sólo les ocasionaría problemas, pero sabía que la situación sería mucho peor si no hacían algo por Nairobi.

Palermo observó como preparaban a uno de los rehenes con los brazos cruzados y cara de pocos amigos. Tirana se situó frente a él, obligando a que su ojo sano se clavara en su rostro.

- Es una mala idea – se limitó a decir.

- Tal vez sí – reconoció ella – Pero el único modo que tenemos de averiguarlo es hacerlo.

La salida del rehén se produjo sin incidentes, y tan pronto entró de nuevo en el Banco con un oso azul entre sus manos, Helsinki no tardó en escanearlo para comprobar que no tuviera nada extraño en su interior. Las manos de Tirana se revolvían la una contra la otra con nerviosismo.

- Un móvil – anunció el serbio mientras abría el peluche para sacarlo de su interior.

Como si en el exterior hubieran sabido que lo habían encontrado, este empezó a sonar. Tirana cruzó miradas con Nairobi, y antes de que esta pudiera coger el aparato, la detuvo.

TIRANA {Berlín-Palermo} - LCDPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora