Permitido ||Saphael AU||

x Capítulo veintiocho. x

Muchos demonios se desplazan y caminan por las calles vacías de Brooklyn al amanecer, hay muy pocos mundanos y pocos autos pasan por nuestros lados sin siquiera mirarnos, hay algo que nos permite camuflar de los ojos de las personas y evitar que vean esta multitud. 

Delante de mí y de Emer, solo a unos pasos, hacen notar la diferencia entre unos súbditos y ellas como líderes, Elizabeth y Rebeca van hombros con hombros y nosotros, caminamos detrás uno a cada lado, mientras que detrás nuestro demonios que se les ha prometido una buena alimentación si hoy hacen lo posible para exterminar a los que estén en el hotel, hoy es el día donde se define todo, solo ruego que Raphael y los jefes solucionen esto antes de que se arme un desastre. 

A lo lejos el hotel va apareciendo y la emoción de a mi alrededor se hace presente, Rebeca que está delante de mí y me da una espada, muy idéntica a la espada serafín que suelen utilizar los Nephilim, solo que esta tiene poder demoníaco que angelical, supongo que lo es, porque antes de irradiar colores puros irradia colores opacos. Mi cuerpo y mis manos la reciben con gusto.

No hay conversación, no hay ningún tipo de últimas frases a esto que están por hacer, solo lo mismo que todos dicen "entrar a ese hotel y matar a quien se cruce", no quiero pensar que en verdad estás criaturas y estas personas se tienen tanta confianza de entrar a la guarida, al lugar de Raphael Santiago, de seguro que ya está preparado para atacar desde que entremos, pero bueno, no puedo hablar y decirles lo que pienso, considero que venir a buscarlo a su hogar es una gran desventaja para nosotros, pero la pareja que camina delante de mí no creo considerarlo. 

De seguro que también Raphael a informado que no pueden hacerme nada por el vínculo que tenemos, no quiero que por culpa de no conocimientos de ellos, terminemos ambos muertos, sería estúpido después de todo lo que está pasando que terminemos muertos. Veo como Elizabeth le indica a los demonios que rodeen el hotel y otros que se coloquen como barreras protectoras delante de nosotros, caminan hacia la puerta principal, y los demonios abren la puerta de solo unos golpes, derribándola hacia adentro, la primera barrera se desintegró por flechas saliendo de adentro, todos nos tuvimos que poner hacia los costados para que el protagonista de las flechas no siguiera atacando, pero hay bastante demonios de todo tipo, excepto de gran nivel, están escalando por el hotel y lo están rodeando. 

El ataque de flecha cesa y los demonios comienzan a entrar por la puerta derribada, cuando entramos nosotros no hay nadie ni nada, es como un hotel vacío, sin muebles sin nada, como si fuera abandonada, aunque las paredes y el piso siguen del mismo color y se ve como esos hoteles para comprar, además el causante de las lluvias de flecha parece haberse desintegrado porque no hay señales de él, ni ruidos de que este caminando o de que está cerca.

— Encuentren al Nephilim, si él está aquí entonces los jefes también lo están, y eso significa que Raphael está escondido en algún lugar— dice Elizabeth con firmeza.

— Iré con algunos de ellos hacia las habitaciones de los vampiros— informa Emer— ¿Me llevo a Simón conmigo?

— No, ve y mata a quien se cruce en tu camino— responde Rebeca.

Caminamos con una cantidad de demonios, Elizabeth va sin titubear hacia la habitación de Raphael donde se sabe reunir con los jefes, no quiere jugar al gato y al ratón, viene de forma directa sin miedo, no le importa si muere, quiere solo acabar con las personas de acá. Mientras vamos subiendo no escucho nada ni siento nada, es como si todo esto también fuera un plan por parte de los jefes, como si ya hubiesen supuesto que como primera opción iríamos hacia ese lugar, los jefes no son idiotas, saben de estos movimientos, en la temporada de locura de Valentine Morgenstern se tuvieron que encargar de él y sus juegos también, dicen que fue temible y que el miedo los inundo al punto de temer que el Nephilim malvado triunfará, creo que esto no es nada para ellos. Cuando Elizabeth se le dio por abrir las puertas, los demonios, que no se han camuflado de su forma natural, la han detenido de que siga con lo que está por hacer.