× Introducción. ×

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Cuando me convertí en un vampiro más de esta grande ciudad, fue por decisión propia, mi vida mundana estaba en la miseria, mi madre había caído en los vicios de las drogas y el alcohol que nos había dejado en las calles y en la miseria, mi hermana Rebecca después de trabajar como trabajadora social* por cinco años para sacar adelante a la familia, y yo siguiéndole desde abajo, agarró una enfermedad sexual incurable muriendo en un hospital barato que no la quiso atender, trate de ayudarla, trate pero nadie quería aceptar a un menor, ademas la plata que ganaba no era lo suficiente y culpa de eso toda mi familia se destruyó, porque el hombre de la familia era menor y no podía conseguir nada, un bueno para nada. Entonces acepte esta vida, está vida que era la única salida de la prostitución y la maldad.

Pero ¿Cómo lo conocí? En Pandemónium. ¿Cómo fue? Déjenme contarles como todo comenzó.

Pandemónium es el lugar negro de la ciudad, todos saben que entrar ahí no tiene salida, volverás una y otra vez después de la primera vez, es como una adicción que los jóvenes y adultos están consumiendo, las puertas se abren y entran, nadie queda esperando afuera, el lugar parece ser infinito a pesar de que por fuera se vea tan pequeño, adentro todo parece ser de materiales caros, solo de personas adineradas que no saben más que hacer con su riquezas que gastar y gastar. Y en una esquina del lugar, en una puerta, esta la única ayuda para gente miserables como yo.

Cuando entré a Pandemónium, estaba perdido, había ido solo y con ropa casi rota y sucia, pase del cuidador de la puerta después de suplicas de que venía por aquella ayuda de un vida mejor, aún me acuerdo como sus ojos me miraban con lástima de ver una persona como yo. Entre mirando todo, pero mis piernas moviéndose a una dirección, a la puerta con el cartel que me indicaron las personas de afuera "Si tu vida ha acabado, ven aquí." No sabía que me esperaba, tampoco sabía que solución daban, yo solo quería algo, algo que me sacara del estado que estaba, que me ayudara a sanar las heridas de mi cuerpo y mente, tener un lugar con techo para dormir, tener una vida para un joven que aún quiere vivir. Golpee con miedo a todo, pero sin huir, y entonces como fuera la entrada al paraíso la puerta se abrió y una voz me dijo que entrara, con duda lo hice y entonces los vi. Cinco personas todas desparramadas por el lugar, las personas de afuera tenían razón, ahí estaban ellos, los cinco destinos.

— ¿Qué te trae por aquí pequeño mundano?— dijo alguien.

Y entonces recordé a lo que venía, a lo que necesitaba con urgencia, mi cuerpo se aflojó casi de inmediato y cai a los pies de ellos comenzando a sollozar con fuerza, no tenía más que hacer, está era a lo único que me había aferrado desde hace dos días imaginando un nuevo comienzo, solo me acuerdo que detrás de balbuceos comencé a contar toda mi vida y la palabra ayuda dicha miles de veces.

Ayúdenmen!¡No quiero morir sin tener una vida!¡No quiero morir siendo nadie!¡Ayúdenmen!¡A penas tengo dieciocho años para morir en la calle!"

Me acuerdo esos zapatos posándose frente a mi vista, a esa persona agachándose a mi altura, y una mano cubierta con un guante blanco posándose en mi mentón para levantarme la vista, entonces un chico de ojos avellanas, pelo azabache tirado hacia atrás de forma ordenada y un traje turquesa adornando su cuerpo me mira con una sonrisa y entonces me susurra.

"Ven conmigo, tu vida será mejor."

Y entonces su mano se tiende y yo sin dudarlo le doy la mía, y después de eso todo se volvió negro, no me acuerdo si la relajación de mi cuerpo a ser aceptado y tener un cambio nuevo en mi vida, o que ese chico me había hecho algo que me hizo caer de inmediato en un sueño.

Cuando desperté, estaba en una cama, en un lugar oscuro y un dolor en todo el cuerpo que llegó hasta mi cuello, trate de sentarme viendo más jóvenes mirándome desde las otras camas, ya no hay música, no hay fiesta, no hay Pandemónium. Miro mi brazo, no tengo los lentes, pero puedo ver bien, hay un símbolo de mi religión; mi cabeza me da vuelta, mi garganta está reseca, y mi ropa ha sido cambiada por algo nuevo. ¿Donde estoy?

— Polluelo, bienvenido a tu nueva vida, déjame contarte quien eres a partir de ahora.

Una nueva vida, donde puedo seguir mis sueños, donde puedo hacer algo mejor que estar en las calles, pero esta vez siendo un subterráneo de la cuidad, una criatura no existente para las personas mundana como lo era yo antes. Pero eso no importa, yo quise esto, yo busqué esto como mi última salida y no volveré hacia atrás.

Hoy estoy bajo el mandato de mi nuevo jefe, de Raphael Santiago, y si debo hacer todo lo que pida para vivir bajo un techo y construyendo a un nuevo Simón Lewis, entonces lo haré.

Pero no todo es color de rosa, mis sueños no se cumplen con solo haber cambiado de vida, porque todo da un giro y el infierno se me presenta por las manos de Raphael, todo lo que prometió al parecer solo fue una broma de mal gusto... Entrar aquí fue mi peor error. 


-> Info.: Esta historia es parte de mi portafolio de edición. Significa que dos veces al año edito los 10 primeros capítulos de la historia si encuentro fallos, para que una vez que llegues a los otros capítulos veas mi cambio de escritura.

La última edición total de la historia fue en el 2020, la última edición de los 10 primeros capítulos fue en Julio/2024. 

Permitido ||Saphael AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora