x Capítulo treinta y cinco. x

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Soy interceptado por Raphael cuando Diego ha salido y vuelve a meterme a la habitación con él, la puerta se cierra detrás del vampiro mayor que le ha dicho a su hermano que no debe porque preocuparse porque no hará nada. Me siento nervioso por lo que estará pensando, exactamente estar en una habitación a solas con uno de los hermanos de él no es muy agradable después de todo lo que ha dicho, suplicándome que no me involucrara con sus hermanos, tengo que explicarme, tengo que decirle que no es lo que piensa antes de que pueda decir algo sin pensar y causar una tensión entre nosotros. Veo como Raphael se acerca hasta donde estoy, no tanto para sobrepasar los límites de distancia de uno del otro, pero si cerca.

— Raphael, no es lo que piensas...

Veo como remoja sus labios, sus expresiones nos muestran ninguna molestia, pero es imposible saber que estará pensando en sí. Su mano, con un guante negro se posiciona en mi cabello y lo revuelve un poco mientras en sus labios se posiciona una sonrisa. ¿Qué rayos es esto? ¿Por qué no parece enojado? Además su sonrisa hace que me sienta incómodo, no puedo dejar de ver las pequeñas arruguitas bajos sus ojos y sus labios, los mismos labios que bese antes, encorvadas hacia arriba. Aún me sorprendo verlo sonreír.

— Escuché todo— confiesa— me siento tranquilo a saber que no le has correspondido.

— No acepto a una persona si no me gusta realmente, no soy así. Tampoco voy escuchando conversaciones privadas.

Una risa de escucha de su parte mientras su mano que estaba desordenando su pelo baja hacia mi mejilla, la tela de su guante hace sentirme extraño, llevo mi mano hacia la suya para tratar de quitarla, no quiero que esto siga pasando estás cosas hasta que todo se aclare entre los dos, tampoco lo quiero cerca hasta que no me sienta incómodo en su presencia ni recordar el beso a cada momento.

— Raphael, deberíamos hablar seriamente de una vez por todas— le digo— antes de que cometas un acto que me desagrade.

— Sí, creo que sería correspondiente.

Ambos estamos en el mismo lugar, Raphael se ha vulnerado frente a mi vista haciéndome sentir un poco confundido al verle, desde el primer momento Raphael se veía como una persona mala, molesta, que abusaba de su poder, que podía ser capaz de hacer maldades sin arrepentimiento, hasta logro hacerme la vida imposible al principio, pero después se fue suavizando de apoco y todo fue por causa del vínculo. 

Raphael se volvió más suave hasta llegar al punto de no notar que se me ha confesado más de una vez y que se está abriendo a mí en todo sentido, aunque yo no quiera esto, no quiero verlo así, me hace sentir como si fuera aquella muchacha y el diera todo de sí sin reconocer las consecuencias ¿Por qué entregarse por completo cuando está viendo que yo no devuelvo nada?

— Dijimos que después del beso no harías ninguna jugada mas— susurro un poco avergonzado por el primer tema que estoy hablando— pero después de eso, en la mesa tu...

— Diego te miraba mucho, me sentía raro, lo lamento, solo sentí la necesidad de demostrar que estaba ahí yo, a tu lado.

Ya está, esto es suficiente para mí.

— ¿Acaso no notas lo raro que te has puesto después del vínculo?— preguntó un poco irritado— ni siquiera te reconozco.

Me cuesta hablar, me cuesta decir esas palabras y a la vez enfrentar a Raphael, en cualquier momento puede volver a sus sentidos y golpearme o insultarme por ser tan así, es mejor ser suave con la conversación, quiero entenderlo y quiero que me entienda, quiero que entienda mis inseguridades de todo esto, no quiero seguir sufriendo, si tengo pareja quiero algo seguro, si tengo que tener algo en esta vida tiene que ser mío y de nadie más, no quiero juegos, no quiero bromas, no quiero problemas, todo debe aclararse desde el principio, aprendí mi lección con mi familia y no voy a cometerlo de nuevo. ¿Desde cuándo crecí tanto? Las experiencias marcan y te hacen más sabio, creo que eso le escuché una vez a Ragnor.

Permitido ||Saphael AU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora