Capítulo 4: Posible escape

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Narra Ashley

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Narra Ashley

Él estaba en la otra habitación, no se que hacía ni me importa, pero era mi oportunidad para correr lo más que pueda y esperar que ninguna bala se atore en mi cráneo.

Caminé de puntillas hasta la puerta, él la había dejado abierta pues confiaba en que yo no trataría de escapar por el miedo.
Una puerta estaba entreabierta, un hilo de luz salía de ahí, me acerqué despacio para poder ver si él estaba ahí, pero no, era una habitación vacía. Tal vez él había salido. Entré con cuidado de no hacer ruido.
Había un colchón en el piso y un escritorio en el cual había un cuchillo encima de este junto con una naranja partida a la mitad. Un poco desafilado pero podría servir para defenderme, sin pensarlo dos veces lo cogí y salí de la habitación. Realmente no había nada más que me sirviera. Habían escaleras y eso significaba que tenía dos opciones:
1) Correr por mi vida y buscar una salida
2) Bajar tratando de hacer el mínimo ruido
La segunda se veía mucho mejor y menos arriesgada. Así que eso hice, despacio empecé a bajar. Para mi mala suerte, un escalón rechinó fuerte

—. ¿Ashley?

Mi corazón latía a mil por segundo, no tenía más que correr. Baje con toda la rapidez que tenía pero con las piernas temblando.

—. ¿¡Ashley donde estás!?

Me tapé la boca con una mano esperando a que no me escuchara y me escondí en un viejo armario donde habían abrigos y algunos zapatos.

—. ¡ASHLEY SAL DE AHÍ AHORA! —gritó corriendo y pasando enfrente del armario

Subió las escaleras y entró en los cuartos, tuve tanto tiempo para correr pero me quedé paralizada por el miedo. Escuché cómo bajaba rápido gritando mi nombre hasta que se detuvo en el armario y lo abrió despacio

—. Ven aquí —dijo tranquilamente pero con los ojos furiosos —. ¡Ven aquí de una maldita vez!

Salí despacio y le apunté con el cuchillo

—. No harías eso —rió despacio

Entonces sabía lo que tenía que hacer, me puse el cuchillo en el cuello, aplastando suavemente. Si era verdad lo que decía que sentía iba a caer

—. Por favor, hablemos —tenía los ojos totalmente abiertos y estaba respirando por la boca —. Ashley por favor, no me hagas esto, por favor

—. Déjame ir o me suicido aquí y ahora —mis ojos estaban fijos en los suyos

—. No, Ashley, por favor hablemos, te lo estoy rogando

—. ¿Donde está la salida?

—. ¡Ashley no puedes irte, no puedes dejarme!

—. ¡Llévame a la salida!

—. Ashley no me dejes... por favor. Baja ese cuchillo, Ashley... mi amor

—. Cállate —dije seria, esto estaba saliendo a la perfección. Pronto podría estar en casa, con mis padres, viendo como la policía se llevaba a Michael

—. No me hagas esto... nadie te quiere como yo. Ashley... por favor... no me dejes —sus lágrimas caían como una cascada sin fin —. No lo hagas, por favor... no me dejes —se tiró al piso de rodillas —. Nadie te amará como yo

—. Llévame a la salida ¡ahora!

—. No te vayas de mi lado, Ashley...

—. Bien, quédate donde estás, la buscaré yo misma

Michael sacó el arma que tenía y la puso en su cabeza

—. Sin ti no hay nada

Me dio un escalofrío. Podría ser un maldito enfermo pero si dejaba que se dispare, esa imagen jamás saldría de mi cabeza y sería peor que pasar el resto de mi vida aquí.

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora