Capítulo 23: Ellen y Jacob 1/2

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Narra Jacob

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Narra Jacob

Le marqué a Thomas quince veces en los últimos dos días y no me respondió ninguna llamada. Tal vez ya no quería ser mi amigo o algo así.

Le volví a marcar por dieciseisava vez.

—. Hola, soy Thomas. Estoy ocupado o algo, deja tu mensaje

—. Hola, soy yo, Jacob. Mira eh... yo tengo lo de la semana, si quieres puedes venir un rato y fumar, esta va de mi parte.

Igual le había marcado a Michael pero no me respondía, todos se aburrían de mi. Maldita sea.
Mi teléfono sonó, era un número desconocido.

—. ¿Hola?

—. ¿Eres Jacob, no? —me dijo la voz familiar de una chica del otro lado

—. Si, si ¿quien eres?

—. Soy Ellen —soltó una risita —. Tú... ¿sabes algo de Michael? Mira, hace tiempo no viene a la academia y estoy... algo preocupada por él, ¿entiendes?

—. Michael. Si. Claro. Hace unos días nos vimos, pero lo llamé y no responde

—. Si, entiendo. Si sabes algo de él me llamarás, ¿verdad?

—. Si, claro... ¿Ellen?

—. ¿Si, Jacob?

—. Tú...

—. ¿Qué pasa?

Siempre actuaba como un idiota cuando hablaba con chicas.

—. ¿Quieres salir conmigo? No como cita, digo... a comer hamburguesas, helados o algo así

—. ¿Contigo...? ¿Para qué?

—. Eh... no se, solo para pasar el rato —me rasqué la cabeza —. Ya sabes

—. Lo siento, Jacob, pero no creo que seas... mi tipo

—. Dame una oportunidad, solo una ¿si? No te volveré a molestar si me das una oportunidad

—. Ya... bien. ¿Donde quieres que nos veamos?

—. Ah, no se... ¿quieres ir a Richie's?

—. ¿Richie's? —dijo con desagrado —. Claro... está bien

—. ¿A las cuatro? ¿Está bien para ti?

—. Si, eso creo. Nos vemos

—. Si, esta bien, cuida...

Pero me colgó

—. Cuídate —terminé de decir aún sin que ella me escuchara

Eran las 12 a. m. y me bañé y cambié como si fueran las 3:59.

(...)

Bajé de mi moto a la rapidez de la luz y entré a Richie's. Ahí estaba ella, sentaba en un lugar apartado mirando a todos lados.
Me acerqué sin que se diera cuenta y la sorprendí por la espalda.

—. ¡Me asustaste! —dijo tocándose el pecho suspirando

—. Hola —le sonreí —. ¿Cómo estás?

—. Bien —dijo seca

—. Eso me alegra... ¿ya quieres pedir?

—. La verdad que no tengo hambre —apretó los labios —pero pide tú, si quieres

—. Tampoco tengo hambre —la miré fijamente a los ojos—. ¿Quieres dar una vuelta? Dejé la moto estacionada allá —señalé la salida

—. ¿Tienes una moto?

—. ¡Si! La compré hace poco, es fantás...

—. Me encantaría —sonrió sin mostrar los dientes.

(...)

—. Mira, al principio creí que serías una molestia —dijo riendo —. ¡Pero eres muy divertido!

—. Si... eso piensa la mayoría —miré al piso

—. No te conocen, nada. Yo no te conocía. Pero ahora... un poco —alzó los hombros —. Y puedo ver que eres genial —sonrió

—. Si, tú también lo eres

Nos miramos a los ojos y me acerqué despacio, tratando de besarla. Pero se alejó.

—. Dios, ¿que hora es?

—. Las... —saqué mi teléfono—. Nueve y media

—. ¡Me van a matar!

—. Te puedo llevar si quieres —sonreí

—. Si, por favor —asintió repetidamente

Nos subimos a la moto y arranqué, estábamos por el lago de los bosques cerca a Rossville. Si era tarde tendríamos problemas, y ya era tarde.

—. ¡Jacob, Jacob, para!

Frené en seco

—. ¿Qué es eso? —señaló una gran bolsa negra, alrededor de ella el agua estaba roja y sucia

Nos bajamos y fuimos a ver que era. Ni siquiera lo tocamos pero lo sabíamos.
Nos miramos con miedo. Ellen se tapó la boca y abrió los ojos todo lo que pudo.

—. Mierda, vámonos

Ella no se movía, había entrado en un estado de shock. Parecía que iba a desmayarse en cualquier momento si no hacía algo.
Le tapé los ojos y la senté en el vehículo.

—. Tranquila ¿si? Todo está bien. Debemos irnos

—. ¿Es un cadáver...? —susurró

—. Solo es un mal chiste, es una broma. Seguro que es una bolsa llena de basura y pintura.
Ellen mírame —le agarré la cara con las dos manos —. No es nada, ahora vámonos

—. ¡Si! —dijo cuando por fin reaccionó —. Ya vámonos

Todo el camino fue silencioso. Ella me abrazaba con fuerza y sentía su respiración acelerada en el cuello.
Llegamos a las 10:45 a su casa. Se bajó y me agradeció por todo, luego solo entró a su casa sin voltear.

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora