Capítulo 8: La academia

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Narra Michael

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Narra Michael

Ella seguía débil, lo que significaba que no podría siquiera intentar escapar o pensar en eso. Aunque si volví a amenazar su vida de esa forma podría salirse con la suya.

Yo dejé de ir a la academia hace una semana y media, podrían sospechar de mi. Tenía que ir ya, mientras ella dormía, podría encerrarla.

Fui a verla por última vez, durmiendo tan tranquila, bajé a prepararle el té y le puse dos pastillas para dormir dentro. Subí a despertarla y dársela, eso me garantizaría que se quedaría dormida hasta que vuelva.

—. ¿Ashley? Despierta

Abrió los ojos despacio, acostumbrándose a la luz

—. Toma esto. Te quiero —le dejé la taza en la mesita de noche y salí

Cerré la puerta del cuarto con llave y le puse una silla para evitar la mínima posibilidad de que pueda irse.
Eran las 7:30 a.m., un poco tarde. Estaba nervioso, solo debía fingir que estaba dolido por la chica que me gustaba.

(...)

Me senté atrás, ahí estaba Derek. Podría tratar de ser su amigo para sacarle toda la información posible. Tenía ojeras y una mirada triste.

—. Hola —dije sentándome

—. Esa no es tu silla, es de Ashley —exclamó serio, sin importarle nada

—. También la extraño

—. ¿Qué...? —susurró —. No te conozco, probablemente ella tampoco

—. Nos conocimos de niños, solo que ahora, es más difícil

—. ¿Que es difícil?

—. Acercarme a ella

Derek me miró con furia. Lo que sabía de él es que estaba enamorado de Ashley, se le notaba a kilómetros.

—. Era muy buena amiga, me sacó de la miseria —dije recordando la vez que le robé el celular a Derek sin que se diera cuenta. Leí cada una de sus notas, su diario virtual. Que patético.

—. Ah, si —volteó la mirada

—. ¿De qué la conoces? —traté de ser amigable

—. Hace tres años, también me sacó de la miseria, ¿que coincidencia no?

—. Tiene algo especial, una lástima que no hemos hablado tanto últimamente

—. ¿Últimamente? ¿Hablaste con ella últimamente?

—. Si, ya sabes. Para alguna tarea, antes de que se vaya —me puse nervioso

—. Entiendo, hace una semana y media. Ni si quiera quería venir hoy

—. ¿Por qué no?

—. Todo me recuerda a ella, era tan hermosa. Sus ojos siempre tenían un brillo especial

Podría darle un puñetazo en cualquier momento, pero nadie podía sospechar de mi

—. Tampoco vine, me duele todo esto. Nos besamos hace poco —mentí

—. ¿Se besaron? —dijo entrando en pánico

—. Si, sus labios son tan suaves, quisiera verla otra vez para probarlos

—. Cállate

—. Me encanta como gemía mi nombre

—. ¡Cállate! ¿Que mierda estás haciendo?

—. Nada —sonreí —. Creí que hablábamos de nuestro amor por ella

—. Imbécil —agarró sus cosas y se paró, cuando estuvo en la puerta volteó a verme por última vez. Le hice una seña para intentar hablarle pero lo dejé así.

Podría mantenerlo alejado por algún tiempo. Hasta volver con ella y que Derek se muriera por verla conmigo.

Las clases empezaron, entró la directora a hablar

—. Hace una semana y cuatro días, Ashley Bailey ha desaparecido. Creo que ya todos saben eso. Sin embargo, no hay rastros de su paradero. Por favor chicos, si alguien sabe algo vayan a mi oficina para ser interrogados por la policía, todo lo que sepan nos ayudará mucho para encontrarla. Que tengan buenos días.

*Si solo supieran que yo la tengo* —pensé y no pude evitar soltar una risita que nadie escuchó

¿Que estaría haciendo ella ahora? ¿Ya habrá despertado? ¿Habrá funcionado lo del té? Espero que si, y también espero que no tenga ni la mínima intención de irse.

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora