Capítulo 13: Mentiras

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Narra Michael

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Narra Michael

—. No siento que haya ningún síndrome —dijo Ashley, mirándome tiernamente

Ella me amaba, podía sentirlo, cada sacrificio valió la pena para llegar aquí, para tener su amor. Ella era la mujer con la que me iba a casar, con la que tendría hijos y con la que moriría.

—. Es porque no lo hay, me quieres porque tu corazón está sintiéndolo —puse un dedo en su pecho

—. Tengo miedo, Michael

—. ¿Miedo de qué?

—. ¿Y si te descubren?

—. ¿De qué hablas?

—. Si saben que me tienes aquí, te llevarán a la cárcel —acarició mi rostro

—. No lo sabrán, estamos tan alejados que ellos...

—. ¡No quiero que te vayas! —me besó repentinamente —. ¡Tal vez si me enamoré de ti! ...pero no quería aceptarlo

Algo estaba muy mal, ella me mentía. La conocía demasiado bien para creerle ahora. O solo era el síndrome de Estocolmo y ella no me amaba realmente, pero supongo que eso estaba bien para mi.

—. No, no, no... —la abracé fuerte —. No me voy, nunca, me quedo contigo

Empezó a respirar pausadamente

—. Pero hay una solución, si tú dejas que me vaya yo podría...

—. ¿Irte? —me separé bruscamente —. ¿Que quieres decir?

—. Podría mentir, por ti. Me inventaría una historia donde tú no tengas nada que ver, donde tú seas mi salvador ¿me entiendes? ¡Diré que tú me ayudaste a escapar, que me encontraste!

La miré confundido

—. Me estás mintiendo

—. ¡No, Michael! —sus ojos estaban llenos de terror —. Yo jamás haría eso...

—. Lo estás haciendo justo ahora, ¡lo sé!

—. Michael debes creerme... —puso dos manos en mi rostro para que no pueda voltear —. Te digo la verdad, solo así estaremos juntos, por favor...

—. No puedo, no puedo creerte

—. Michael, mi amor... —su voz estaba llena de miedo, ella fingía

—. ¿Por qué me mientes ahora? Íbamos tan bien, mejor que nunca —sequé una lágrima que me caía —. ¿Acaso quieres arruinarlo todo? ¿Aún quieres irte y dejarme, verdad?

—. ¡No quiero irme de aquí, me quiero quedar contigo!

—. ¿También era mentira que te sentías tan mal, cierto? ¡Desde que llegaste aquí no dejaste de mentirme ni un segundo! —grité

—. ¡Por favor, Michael, déjame ir! —soltó sin más

—. Eres una mentirosa

Salí de la habitación y la azoté con fuerza.
Si, ella me mintió y no hay nada que pudiera hacer. Ella nunca me quiso, solo fingió para su bien, porque pensó que yo era tan tonto que podría creer algo así. No me iba a dejar aplastar y engañar por ella, yo no me arriesgaría por sus mentiras. Nunca se iría de aquí hasta que realmente estuviera enamorada de mi y no fingiendo para escapar. Si tendría que pasar un año para que me amara, pasarían dos y así hasta que ambos muramos juntos.

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora