Capítulo 6: De regreso

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Habían pasado dos días, la policía nunca vino

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Habían pasado dos días, la policía nunca vino. Tal vez ella cumplió lo que dijo la primera vez, o tal vez le pasó algo terrible.

Estaba caminado por Rossville, todo estaba tan vacío, aveces habían vagabundos pero no era común. Casi siempre era solo yo, un solitario chico caminando por el vecindario maldito. Sin miedo.

Cerca de aquí se encuentran los bosques que dan a uno de los parques ecológicos. Nunca iba por ahí, en las noches se escuchaban gritos, era una zona peligrosa incluso para mi.
Aún era de día ¿y si Ashley había caído en algún lugar? Me adentré de solo pensarlo.
Estuve aproximadamente dos horas caminando sin rumbo hasta que vi un mechón de cabello rojo asomarse, era ella.

—. ¿¡Ashley!? No... —puse mi dedo en su nariz y sentí una tenue respiración —. No te mueras por favor ¡no ahora!

La cargué y corrí de vuelta, sin importar lo tanto que se me adormecieran los brazos.

(...)

Acaricié su mejilla, estaba pálida y con un moretón en el ojo derecho, además que tenía sangre seca en un oído.

—. Ashley... por favor no te vayas ahora

Ella abrió los ojos lentamente

—. No otra vez, déjame —susurró muy despacio

—. No debiste irte —sequé las lágrimas que me caían —. ¿Quien te hizo esto? Lo voy a matar

—. Fui yo, caí, caí y caí

—. Debes comer algo, ahora, por favor

—. Voy a morir de hambre, te vas a quedar solo —sonrió de lado sin mostrar dientes

—. Tal vez, pero tú no. Tú debes vivir

—. No entiendo que hice para que te hayas obsesionado —tosió

—. Todo de ti me ha enamorado. Cada cosa que llevas. Ashley te amo, y espero que algún día lo entiendas ¿si?

—. ¿Puedes llevarme a un hospital?

—. Eso sería un riesgo, nunca volveré a dejar a la vista nada con lo que te puedas lastimar, si tu murieras yo ya no tendría ninguna razón para seguir vivo. Tu corazón me pertenece, y el día que deje de latir también lo hará el mío

—. Solo te pregunté si podías llevarme a un hospital —rió

Al parecer, estaba confiando en mi, riendo conmigo

—. No, por favor —sonreí —. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—. No quisiera realmente, pero dímelo

—. ¿Siquiera recuerda algo de mi?

—. Solo se que eres el chico de literatura y música, también sabía que tu nombre es Michael. No se nada más

—. ¿Realmente no? ¿No recuerdas a ese niñito tímido al que le diste su primer beso?

—. ¿Que...?

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora