Capítulo 18: Un conocido

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Cogí el teléfono y le marqué a Jacob, era un conocido que hice cuando iba a dejar a Derek en la academia de artes

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Cogí el teléfono y le marqué a Jacob, era un conocido que hice cuando iba a dejar a Derek en la academia de artes.

—. ¿Hola? —dijo respondiendo

—. Si hola, soy Thomas, ¿tienes lo de hoy, no?

—. Thomassss —alargó la s —. ¿Nos vemos en una hora, dos?

—. Dos, creo. Dime, ¿que conseguiste?

—. Lo de siempre, ya sabes, de la buena. Además me acaba de llegar una Walther

—. ¿Una Walther? ¿Me estás jodiendo?

—. Quinientos dólares, no es mucho

—. ¿Y para que carajos quisiera yo un arma?

—. ¿Has escuchado que ha desaparecido una chica, no?

—. ¿Y que tengo que ver con eso?

—. Mira si no volvemos al 84 —rió —. Eh... principalmente, defensa propia, ya sabes

—. Bueno, no necesito eso, ni mucho menos gastaría 500

—. Te lo pierdes... el otro día un amigo me pidió una, aún no me la paga, pero ya tengo 350 asegurados, ¿genial no?

—. Como sea —reí —. Dos horas, Jacob, ármame uno mientras llego

—. ¡A la orden! —colgó

Este chico era agradable, pero quien sabe en qué estaba metido, en fin. No era mi problema.

(...)

Estaba caminando por Connecticut para ir a la casa de Jacob, donde más podría vender hierba que en su propio hogar.
El chico que vi en Rossville venía atrás detrás de mi. Me puse nervioso y aceleré el paso.

—. ¡Oye! —me habló

—. ¿Hola? —dije parando en seco

—. ¿Eres hermano de Derek?

—. Eh, si... ¿te conozco?

—. No creo, pero iba con él a la academia de artes

—. Ah, suena bien —mentí —. ¿En la mañana estabas por Rossville, no?

—. Ah, si, solo caminando —se rascó la cabeza y miró al piso —. ¿Sabes que le ha pasado? Hace tiempo que no lo veo

—. No se nada de él desde hace cuatro días, ¿eres su amigo?

—. ¡Si! Digo no... hemos charlado un par de veces pero no creo que se considere mi amigo, es bastante reservado, ¿no?

—. Si, dejó de ir a la de artes hace un tiempo, le afectó lo de esa chica, ¿Shirley...? No sé

—. Ashley, claro... eran unidos

—. Si, eso creo. Eh... debo irme

—. ¿Vas donde Jacob?

—. ¿Como sabes?

—. Pareces amigo de él, además también voy

—. Ah, genial

Caminamos hasta llegar a la casa de Jacob y le toqué el timbre. Se escuchó como alguien corría para abrir y luego un golpe, tal vez se había caído.
Abrió tocándose la cabeza, si, se había caído.

—. ¡CHICOOOS! Los esperaba desde hace rato

—. Ya estamos aquí —alcé los hombros

—. Si, estamos aquí —dijo el castaño

—. ¡Michael, Thomas! Bienvenidos a mi hogar, dulce hogar —hizo una reverencia

Michael, así se llamaba el castaño. Se hizo un silencio incómodo mientras que Jacob sonreía mirándonos, tal vez esperando a que nos riéramos

—. ¿La tienes? —dije rompiendo el silencio

—. Aquí —buscó en su bolsillo y sacó un porro para dármelo

—. ¿Es de la buena o la mierda que vendías antes?

—. ¡De la buena, de la buena! —alzó las manos en señal de paz

Fumamos un rato en la sala mientras hablábamos los tres. No me drogué tanto como esperaba, pero Michael y Jacob estaban en la luna.

—. ¿¡Quieren saber algo más divertido aún!?

—. ¡Escúpelo! —dijo Jacob

—. ¡Yo tengo a la chica desaparecida! Y también maté a tu hermano —me señaló mientras reía

—. Pero que imbécil eres —negué

—. ¡No, no! ¡Es enserio!

—. Claro... —sonreí

—. ¡Jacob, Jacob! ¿¡Te acuerdas del arma que me diste!? ¡Yo le disparé a Ashley con eso! ¡Justo en la pierna! —el castaño no paraba de reír

—. ¡Claro, claro! —respondió Jacob —. ¿¡Y con que mataste al hermano de Thomas!? ¿¡Un mazo!?

—. ¡Si, exacto!

Ambos reían mucho

—. ¡Thomas, Thomas!

—. ¿Qué? —le sonreí

—. En Rossville... —tosió varias veces —. Lo maté en Rossville.

Volteé a verlo incrédulo con algo de miedo.

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora