Capítulo 2: Ni lo intentes

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—. ¿Rojo o azul? Tal vez rosa, ¿pero te gusta el azul, cierto?

—. Azul —dije tímidamente

—. Buena elección. ¡Oye, algo más en común, amo el azul! Ahora quédate quieta

Tenía miedo, estaba desesperada, solo me amarró la tela azul en la cabeza para que tapara mis ojos.

—. ¿Ves algo?

—. Nada, ¿puedes... quitarme esto?

—. Claro, solo por ver tus ojos —me acarició la mejilla con el dedo índice —. No quiero que estés mal, yo te voy a cuidar, vas a dejar todos los problemas atrás, vamos a tener una nueva vida juntos

—. Michael, jamás te voy a querer, y cuando me encuentren te llevarán lejos—susurré —. Pero aún puedes soltarme... y nadie sabrá nada

—. ¡NO, NO, NO! ¡SE SUPONE QUE DEBES QUERERME AHORA! ¡TE LO EXIJO! —se paró bruscamente y empezó a patear todo a su alrededor —. ¿Qué no entiendes...? Te amo, nadie te va a encontrar y nos vamos a quedar juntos por siempre —dijo entre sollozos —. Jamás te van a encontrar

—. Por favor, suéltame —lloré de nuevo

—. Ashley eres mi todo, no te puedo soltar tan fácil —se acercó hasta que nuestros rostros quedaron a centímetros —. Estuve esperando esto mucho tiempo —pegó nuestros labios y empezó a besarme, yo solo giré la cabeza para que no siguiera —. Solo tienes que seguirme —bajó a mi cuello despacio, dejando besos suaves

—. Michael para, por favor... no me hagas esto —susurré

Se detuvo y me miró fijamente unos segundos, luego solo se paró y se fue cerrando la puerta

(...)

Tenía que escapar a como de lugar, empezando por las ataduras.
Removí los brazos, tratando de quitar las cuerdas, pero sólo logré que se estrecharan más haciendo que la piel me pique.
Michael entró abriendo la puerta de golpe.

—. Te traje esto —se acercó y dejo una bolsa de papel en la cama —. Cuidado o se va a caer. Déjame quitarte eso —me quitó las cuerdas, eso significaba que era libre y podría escapar —. No intentes nada

Lo miré a los ojos y miré la puerta abierta

—. Si quieres irte, adelante, pero mira esto —alzó su camiseta y en sus jeans se veía un arma

Me puse a temblar como nunca, todo había acabado para mi

—. Si logras escapar, no me hundas solo, el arma me la dio Jacob, el rarito que se sienta al fondo de la clase

—. ¿Sabe que me tienes aquí? —mis ojos brillaron de miedo

—. No, aunque si viniera podría matarlo, no quiero a nadie cerca de ti

Me dieron escalofríos con cada palabra que salía de su boca

—. ¿Vas a matarme?

—. ¿Matarte? ¿Acaso estás loca? Si estuvieras muerta no tendría a nadie más, eso es una muy mala suposición, jamás lo haría

—. Dijiste que si intento escapar...

—. Claro, si lo intentas te golpearía o algo, no te mataría, jamás haría eso. Tal vez hasta podría dispararte pero esa ya no sería mi elección. Ya sabes, si te quedas está todo bien, si quieres irte —alzó los hombros

—. ¿Que tengo que hacer para que dejes que me vaya?

—. Solo sigue tu corazón —sonrió para después salir y cerrar la puerta

Abrí la bolsa de papel, dentro había una hamburguesa y papas

—. Olvidé esto —me extendió un vaso de soda, el cual recibí con temor. Volvió a salir

Dentro de la bolsa también había otra pequeña bolsa con un cepillo de dientes, un peine y esmalte azul. Volvió a abrir la puerta.

—. ¿Comemos juntos? —dijo sentándose a mi lado

—. No tengo hambre

—. Si no comes, puedes morir de hambre

—. No tengo hambre —repetí

—. Come —dijo serio

—. No me obligues a comer, por favor

<< Ya hacía un mes que tenía esto, siempre sentía hambre pero jamás comía más de un cuarto de platillo por día, me daba nauseas la comida, me daba asco pensar en que podría subir de peso>>

—. Se lo que haces

—. ¿Qué hago?

—. Te espiaba lo suficiente como para saberlo, comes poco, a veces no comes y eso está muy mal. Quiero que estés bien, quiero que te sientas la mejor persona del mundo porque lo eres, y yo me di cuenta antes que tú

—. Estaría muy bien si dejas que me vaya

—. No

—. Por favor... —sequé mis lágrimas con el brazo

—. Para con eso, no te vas hasta que yo te diga

—. No puedes detenerme para siempre

—. Solo esperaré al Estocolmo, el te hará razonar

Había leído un poco de ese síndrome, era una mierda pensar que podría darme tal cosa.

—. Ese síndrome no es amor ¿lo sabes?

—. Con que nunca te separes de mi estoy bien

—. No me va a dar

—. Ashley, solo espera

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora