Capítulo 7: Derek y su culpa

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Narra Derek

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Narra Derek

Hace una semana y media no sabía nada de Ashley, si estaba viva o muerta. No sabía quién se la llevó de mi lado. La extraño con todo mi corazón. Estuve a punto de confesarle mi amor, tan cerca.
Me ayudó mucho desde que la conocí, jamás hubiera esperado haberme enamorado tan repentinamente de ella.
Nos hicimos amigos tres años atrás, cuando llegué a la escuela y me sentaba solo al fondo.
Ella se sentó conmigo, tal vez por lástima, pero ahí empezó todo.
Es increíble como una sola persona puede sacarte de la miseria, incluso si ella jamás la ha pasado.
Es pesado sacármela de la mente, es horrible tener todas esas pesadillas sobre ella, despertar llorando porque aún no aparece. Pensar en ella todo el tiempo, si la hubiera acompañado a su casa. Si tan solo jamás me hubiera enojado con ella por algo tan estúpido como que la hayan cambiado de grupo. Ni siquiera ella lo pidió. Y ahora estoy tan angustiado por eso. Tan dolido.

—. Derek —susurró mi mamá acercándose —tienes que ir a la academia

—. Hoy no —dije poniéndome una almohada en la cabeza

—. Ya han pasado casi dos semanas, ella tal vez no vuelva... tu tienes que seguir ¿si?

—. No entiendes nada, ella está por ahí, sola o con quien sabe quién. De seguro la está pasando muy mal. Mamá no puedo dejar de pensar en eso ni por un segundo

—. Ella hubiera querido que sigas con tu vida...

—. No puedo sin ella

—. ¿Saliste de eso tú solo no? No la necesitas

—. ¡Ella me sacó de eso! ¡No puedo estar sentado allá mirando su silla vacía y esperando a que vuelva!

—. Derek —suspiró —. Como tu mamá te digo esto, ella puede haberte sacado de ahí, pero sin ti no se habría podido

—. ¿Eh, si? ¡Se supone que soy el problema!

—. Te puedes quedar por esta semana. Regresas la próxima ¿bien?

—. No hasta que ella regrese

—. ¿Y si no lo hace? ¿Que harás? ¿Seguir esperándola?

—. No iré nunca

(...)

—. ¡Ashley!

—. ¡Derek sácame de aquí, por favor!

—. ¿¡Donde estás!?

—. ¡Sácame, sácame!

—. ¡No se en donde estás!

—. Es tu culpa. Todo lo es.

—. ¡No! ¡Yo no quise...!

—. Y ahora estoy muerta.

Desperté desesperado, sudando y con los ojos hinchados por haber llorado tanto. Yo no estaba haciendo nada por encontrarla y eso me hacía tener tanta culpa como no haberla acompañado ese día. Cada día me convencía más de que fue culpa mía que haya desaparecido. Mis nervios arruinan todo, no pedí perdón. No me despedí. Y ahora estoy condenado a buscarla.

Alisté una mochila con una linterna y el arma de mi papá. Me puse ropa que abrigara y salí a la calle. La última vez que la vi se iba por nuestro atajo, caminaba tan sola.
Caminé por las calles desoladas en la madrugada del 20 de diciembre. Realmente no había mucho que ver, ni siquiera una pista de su paradero. Esto era inútil, la policía no había encontrado ningún rastro ¿por qué yo si?
Encendí la linterna y caminé un largo rato, despacio para no saltarme nada importante, revisando cada cosa.
Y allí estaba, reluciente, uno de sus pendientes de plata, pero no estaba a plena vista, estaba detrás de una caja. Lo tomé y no pude evitar soltar unas cuantas lagrimas al recordarla. Al pensar una y otra vez la culpa que tenía.

<<Ashley...>>

Enamorado PerturbadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora