Estaban en la ciudad de Nueva York. La pareja había decidido trasladar su hogar hasta aquella ciudad durante un año. Ariana había recibido una oferta para actuar en Broadway para protagonizar Evita y no pudo negarse a aquella oportunidad. _____ no puso ningún impedimento, al contrario, la siguió feliz y emocionada por la vuelta de su novia a los escenarios, decidiendo acabar los últimos retoques de su primera película como directora desde la ciudad de los rascacielos.
Llevaban dos meses en la ciudad, en los que los duros ensayos para la obra, habían agotado en algún momento a Ariana, pero a dos semanas del estreno del musical, Ariana se mostraba segura, ilusionada y radiante mientras daba una entrevista.
-¿Estás nerviosa por el estreno de la obra?
A: Mucho... Es mi primera vez como protagonista en estos escenarios y ahora que se acerca la hora, me pone muy nerviosa. Pero el reparto es genial y estoy segura de que va a gustar mucho al público.
-Con todos los ensayos y el musical a punto de estrenarse, ¿tienes tiempo para la familia?
A: Claro que sí, siempre hay tiempo para la familia. - dijo sonriendo. - Hemos decidido trasladarnos aquí lo que dure la obra, así que tengo a ____ y al niño cerca. No hay problema.
-¿Cómo llevas el papel de madre?
A: Genial. Luca cumple cuatro años la semana que viene y está hecho un bicho, es un terremoto. - dijo con la mirada iluminada al hablar de su hijo. - No para de jugar, de hacer preguntas, de reír... Es lo mejor que nos ha pasado a ____ y a mí.
Y era la verdad. Luca se había convertido en el centro de sus vidas, en el niño de sus ojos. Dirigiéndose de vuelta a su casa, Ariana pensaba en su hijo, en aquel pequeño casi idéntico a su madre que con solo una mirada o una palabra la tenía derretida.
-¡No quiero! - escuchó desde la cocina al entrar en su casa.
A: Oye, ¿Qué pasa aquí? - preguntó entrando y viendo a madre e hijo con la misma cara de enfado, desafiándose con la mirada. Intentando no reírse ante la imagen, se acercó hasta la mesa.
Lu: No quiero comer eso y mamá me regaña. - dijo a punto de llorar, acercándose a Ariana para que lo abrazara.
_____: Te regaño porque tienes que comer, Luca. - dijo seria.
Lu: ¡No me gusta! - dijo abrazándose más a la pierna de su madre, que viendo lo que había en el plato entendió la situación.
A: Mi vida tienes que comer verdura... - dijo agachándose para quedar a su altura, retirando de su cara las lágrimas que habían empezado a caer. Al ver que el niño negaba siguió hablando. - Mamá y yo queremos lo mejor para ti y para estar sano, guapo y ponerte alto y fuerte, tienes que comerte lo que hay en el plato. - explicaba Ariana, pero Luca seguía negando con su cabeza.
_____: Llevo diciéndole eso un cuarto de hora... - dijo mientras se levantaba para ponerle un plato de comida a Ariana y que se uniera a ellos. Ariana se había dirigido a la mesa, sentándose con su hijo encima.
A: Pues es una pena que no te comas la verdura... - dijo torciendo el gesto, armándose de paciencia. - Mamá me había dicho esta mañana que íbamos a ir a por un helado al parque y a ver a los abuelos si te la comías... - dijo guiñándole un ojo ____, que sonriendo, veía como su hijo parecía ceder.
Lu: ¿De verdad? - preguntó alternando su mirada entre sus madres.
____: Si... - dijo con falsa desilusión mientras comía. - Mamá y yo teníamos muchas ganas de ir, pero como no te lo has comido, tendremos que quedarnos aquí toda la tarde...
Durante unos segundos, el niño pensó lo que habían dicho sus madres y poco a poco, fue bajando del regazo de Ariana para volver a su asiento y mirar su plato de comida.