CAPITULO 26

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Galleta de la fortuna

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"Pienso en el recuerdo de una noche carmesí impregnada con la densa fragancia a incertidumbre e inseguridad, adornada con la media luna de una sonrisa amarga, ocultando así la verdad que atormentaba tu mirar"

Pdta. Sé que eres tú

De nuevo la respuesta volvió a tardar, revisé de nuevo su perfil y leí algunos fragmentos que había en la descripción de sus fotografías, era muy hábil con los escritos, jamás lo hubiese imaginado.

Recibí una llamada de Alyssa mientras leía, en seguida contesté.

— Hola...

— Hola Andrés, ¿Qué haces?

— Por ahora nada... ¿Por qué?

— Han abierto una heladería nueva cerca de mi trabajo.

— ¿Estas allí?

— Ujum, acabo de entrar.

— ¿Es una invitación o solo me estas informando tu ubicación?

— Jajá, ¿Tu qué crees?

— Pues... no creo me llames solo para contarme dónde estás.

— Eres muy inteligente Andrés, ¿Demorarás?

— ¿Dónde es?

— ¿Conoces la panadería de Don Mauro?

— Sí, paso por allí todas las mañanas.

— Bien, dos cuadras más arriba a la izquierda está la pastelería donde trabajo, una cuadra más allá está la heladería, no creo te pierdas es la única pastelería que verás.

— ¿Cómo se llama la heladería?

— Sweet Dreams.

— Vale...

— ¿Vendrás?

— Si, intentaré no perderme.

Colgué la llamada, abrí el ropero y nuevamente me topé con el peluche de Alyssa, lo saqué y lo guardé en una bolsa. Me vestí y salí al lugar que me había indicado.

Correr por las mañanas y perderme aquella vez me había permitido conocer un poco más la ciudad.

Pasé por la tienda de peluches, decidí entrar y comprar una bolsa de regalo para el peluche, así se vería mucho más decente que estando metido en una bolsa plástica.

— Es un peluche muy bonito, de seguro le va a encantar— Dijo la señorita sonriendo.

— Sí, creo que sí.

— Tengo la bolsa perfecta para este regalo.

Entró a su almacén y volvió con una bolsa adornada con corazones, tomó el peluche y lo metió dentro del empaque.

— Listo, ¿Se ve hermosa verdad?, da gusto ver a hombres que sean detallistas.

— Emm sí, supongo, ¿Tienes algún otro diseño?

— ¿No te gusta este?

— Sí esta bonito, pero no tienes otros.

— Hum, espere un momento.

Volvió a su almacén y trajo consigo un empaque con bolsas de regalo, me fue mostrando una por una, pero ninguna me gustó, ya estaba demorando demasiado, así que decidí llevar el que ella escogió, pagué y caminé acelerando el paso.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora