CAPITULO 31

83 19 2
                                    

***

Borrón y cuenta
nueva

***

El momento se había tornado demasiado incómodo. Mario quedó mirando a Alyssa, rápidamente ella desvió su mirada, sin saber qué hacer. Por su mirada era fácil deducir que Mario estaba conmocionado por la situación. Regresó a mirarme, exigiendo una explicación.

— Mario, te juro que no es lo que parece.

— ¿Ah no? —Regresó a mirar a Alyssa—, Hola Alyssa.

— Hola Mario—respondió titubeando.

— Mario, puedo explicarlo.

— ¿Explicarlo?, ¿Enserio? —respondió frunciendo el ceño—, pues me gustaría escucharte intentarlo.

— No es lo que estás pensando Mario—reiteró Alyssa.

— Creo que eres la menos indicada para afirmar algo en la posición en la que te encuentras.

Alyssa quedó en silencio y volvió a bajar la mirada al darse cuenta que tenía razón.

— Entonces... ¿No que no te sentías bien? —Me preguntó—, ya me parecía extraño que prepararas cachangas.

— Mario, escucha, yo sé lo que puede parecer, pero no es así, Alyssa solo vino a preparar las cachangas, nada más.

— No lo sé, Andrés, con tantas mentiras se me hace difícil creer que esta sea una verdad.

— Lo es Mario.

— ¿Y porque sale de tu cuarto?

— Para ocultarse de ti.

— ¿De mí? Y eso ¿Por qué?, el que nada debe, nada teme.

— No sabía cómo reaccionarias si supieras que ella estaba aquí.

— Y decidiste mentirme. Dime Andrés, ¿Esto, ya es costumbre?

— ¿A qué te refieres?

— Esto de mentirme, ¿Cuántas veces lo has hecho?

— No te estoy mintiendo Mario. Esta es la verdad. Sabes bien que no se preparar cachangas.

— Pues no lo sé. No puedo afirmarlo, no te conozco lo suficiente aún, Andrés.

— Mario esa es la verdad. Solo vine a prepararle cachangas a Andrés—indicó Alyssa.

— ¿Ah enserio?

— Sí, solo es eso.

— Y tú tan buena viniste a hacerle la cena.

— Pues sí. Andrés es mi amigo. Lo mismo hubiera hecho contigo.

— Si claro—desvió la mirada hacia mí—, ¿Tú le abriste?

— Emm... sí.

— Supongo que estás cachangas no las has hecho tú. ¿Verdad?

— No. Las preparó Alyssa.

— Toma—Las dejó en la mesa—, ya no las quiero.

— ¡Vamos Mario, ya te dije la verdad!, ¿Qué es lo que te molesta?

— ¿Qué es lo que me molesta? —soltó una risilla— pensé que eras inteligente, ya veo que me equivoqué. Me molesta esto Andrés, que tengas que mentirme, yo confío en ti, por eso te permití quedarte, pero si tú no entiendes eso— guardó silencio unos segundos—, entonces... será mejor que busques otro lugar donde quedarte.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora