CAPÍTULO ESPECIAL

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Por favor... No me dejes

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Es difícil concentrarse en algo cuando tienes el corazón dividido. Aún podía sentir sus cálidas manos rodeando mi cintura, su suave desliz en mi mejilla. Aquel tierno beso en la frente. Y el indescriptible último beso en mis labios. Tal vez ese era el sabor de la despedida.

Andrés había logrado aquello que creí imposible. Apaciguar mis miedos. Jamás imaginé poder enamorarme de él. Pero aquel misterio que guardaba su sola presencia me resultó atractivo, por primera vez, me sentí segura, había verdad en cada una de sus palabras, y aunque intentase mentirme, con sus ojos me decía que no era verdad.

De alguna manera encontré calma en él, mi alma ya no se destruía como antes, sabía que había encontrado un buen amigo. Sentía que la vida empezaba a sonreírme. Andrés era diferente, talvez único, tan estúpidamente sincero en los momentos que no debía serlo —Sonreí—, pero, aun así, resultaba imposible no sentirme atraída hacia él.

No sé exactamente en qué momento sucedió, simplemente cerré los ojos y al despertarme sentí que era esa persona a la que quería tener por siempre a mi lado, comencé a sentir miedo de llegar a perderlo... me empezó a importar más de lo debido y sin previo aviso, en el proceso, llegué a amarlo con cada latido de mi corazón.

Nadie puede evitar enamorarse. Tal vez uno quiera negarlo, pero, es posible que la amistad... sea la forma más frecuente de llegar al amor.

— ¡Alyssa!

El grito de Tania me trajo de regreso a mi realidad. No había escuchado que me había estado llamando para llevar el pedido a una de las mesas.

— Dime, dime...

— ¿Estás bien?

— Sí... ¿Por qué?

— No lo sé, te veo decaída.

— Lo siento, no ha sido un buen día. Pero, estoy bien.

— ¿Estás segura?

— Sí. Descuida. ¿A qué mesa lo llevo?

— A la mesa 4.

— Ok.

— Alyssa— Me detuvo antes de irme—, espera un momento. ¿No tiene algo que ver con Víctor o sí?

— No, no es eso descuida.

— Entonces, ¿Es por el fotógrafo?

— Descuida. Estoy bien, no es nada.

— Mm.... a ver mujer— Dijo quitándome la bandeja con el pedido y poniéndolo sobre la mesa—, soy tu amiga, y sé que hay algo que no está bien. Así que, si todo esto es porque estás confundida, déjame darte un consejo, quédate con aquel que sienta que contigo ganó la maldita guerra, con aquel que piense que contigo descubrió planetas, conquistó galaxias y que lo refleje en sus hechos. Y si para el fotógrafo es así, no sé qué haces pensándolo tanto. Lo que es para ti, siempre lo será, sin importar dónde esté. Además... Si me lo preguntas, se veían muy lindos llegando juntos el día de mi aniversario. Y. ese fotógrafo, no está nada mal — dijo con una sonrisa pícara.

Tania, había sido mi amiga por mucho tiempo, de hecho, fue ella quien me animó a aceptar el trabajo aquí en la pastelería. El ver su preocupación por mí era muy tierno. Pese a que quizás el consejo no era necesario, siempre es lindo ver el interés de alguien por ayudarte.

Llevé el pedido a la mesa cuatro, quería llamar a Andrés, sentir que estaba lejos me tenía angustiada, ya había pasado varias horas desde que lo llamé y aún no recibía una llamada suya, tal como me lo había dicho.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora