CAPITULO 28

128 28 4
                                    

***

Pasado, presente, futuro

***

Tenía la intención de entrar a mi piso, pero recordé a Mario y el problema que tuvimos la vez pasada, no podía dejar pasar un día más. Volví a cerrar y subí. Golpeé la puerta y luego de varios minutos, Mario me abrió.

Su mirada no era nada amigable, creo que, si dejaba pasar unos días más, era capaz de echarme y mandarme a buscar otro lugar donde rentar.

— ¿Qué quieres? — preguntó disgustado.

— ¿Puedo pasar?

— ¿Se te perdió la llave?

— No nada de eso.

— Entonces ¿Qué quieres?

— Pasar...

— ¿Para qué?

— ¿Yo te hago tantas preguntas, cuando quieres entrar a mi piso?

— Es mi casa.

— Sí, pero yo pago por el piso de abajo.

— Está bien, entra.

El lugar estaba muy limpio, completamente amueblado y elegante. Debo admitir que Mario tenía muy buen gusto incluso en la ambientación de su espacio personal.

— ¿Cerveza o soda? — Preguntó observando dentro del refrigerador.

— Emm, una soda.

— Bien — sacó la soda y me la entregó.

— Gracias.

Ya me había sentado en uno de los muebles sin que él me lo haya dicho, ya había confianza como para pedir permiso. Abrió su lata de cerveza y bebió un poco. Hice lo mismo con la soda.

— Tienes un lugar muy bonito aquí, Mario.

— Gracias...

— Tienes buen gusto.

— Lo sé...

— ¿Cómo conseguiste todo esto?

Guardó silencio varios minutos, sabía que era un tema delicado, pero mi curiosidad podía más.

— Como te mencioné aquella vez, hice cosas de las que no me siento orgulloso Andrés.

— ¿Qué tipo de cosas?

Tomo aire y prosiguió.

— Cuando eres adolescente, Andrés, no tienes muchas opciones, mis padres me echaron al mar sin siquiera saber nadar, aun si me hubiesen escuchado pedir auxilio, sabía muy bien que no me hubieran ayudado. Tuve que valerme por mi propia cuenta y mantenerme a flote, era la única manera de sobrevivir. Allá afuera, no hay muchas opciones y más aún, para alguien de apenas 16 años.

— ¿Qué fue lo que hiciste Mario? — Pregunté realmente intrigado.

— Gasté parte de mis ahorros viniendo hasta acá, en busca de mi tío. Llegué a su casa, solo para darme cuenta de la desgracia de vida que llevaba, cada noche veía entrar a diferentes mujeres, estaba completamente perdido en la droga, su vida era un asco, así que decidí escapar y salir de allí. No tenía ni la menor idea a donde ir, y tampoco tenía ahorros. El poco dinero que me quedaba, lo había gastado alimentándome esos días. Busqué trabajo por todas partes, a cambio de comida, pero no tuve éxito.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora