CAPITULO 27

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Momentos

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— Te llegó una notificación, ¿No vas a responder? —preguntó.

— Emm no, deben ser comentarios de Instagram, descuida.

— ¿Seguro?

— Sí, además, estoy hablando contigo en estos momentos, sería irrespetuoso de mi parte responder ahora.

— Tuve que responder a mi mamá, lo siento.

— ¿He?, no, no, no quería ofenderte, lo decía por mí, esto no es importante, lo tuyo sí, a mí no me incomoda, descuida, lo entiendo.

— Bueno está bien— guardó su teléfono.

— Disculpa...

— Descuida.

Guardamos silencio unos instantes, el teléfono nuevamente volvió a sonar alertándome de nuevas notificaciones, el momento se había vuelto bastante incómodo. El semblante de Alyssa reflejaba que no se sentía a gusto. A los minutos llegó la señorita con los batidos. Agradecí y procedimos a probar.

— Está muy rico, —Señalé intentando romper la tensión—, no sé si es así o es porque tenía mucho sin probar un batido.

— Sí, lo está realmente.

— ¿Te gusta?

— Me encanta la fresa, por eso pedí este sabor.

— Ya veo, lo tendré presente— sonreí.

— Ok... y ¿Cómo te va en el trabajo?

— Bueno, no puedo quejarme, me va muy bien.

— Eso significa, que el batido lo invitaras tú, ¿Verdad?

— Jajá, eres muy astuta.

— Lo sé, gracias.

— Descuida, vine preparado, algo me decía que terminaría así.

— Eres precavido, eso es bueno.

— No podría negártelo— aseguré sonriendo.

Los sorbetes eran muy cortos, en un intento de coger una servilleta, sin querer Alyssa hundió el sorbete dentro del batido quedando este, por debajo de la crema batida, rápidamente, intentó sacar el sorbete con el meñique, mientras la contemplaba intentando no reírme, al no lograrlo, decidió beber un sorbo logrando sacar el sorbete, pero manchándose el labio superior formando un bigote, no pude contener la risa, algo avergonzada y riendo, se limpió con una servilleta. Hice a un lado el sorbete y bebí también de la copa, dejando también un bigote sobre mi labio. Dejé que ella me viese, causando así que estallara de risa.

Luego de un rato y después de reír sin preocuparnos de las personas que nos miraban extraño, acabamos los batidos, contemplarla mientras reía y bebía su batido fue una hermosa imagen, que hubiese deseado capturar en una fotografía. Sin embargo, hay momentos que solo podrán vivir en la memoria, porque cuando ocurrieron no hubo tiempo de inmortalizarlos en una foto. Eso los hace especiales.

Pagué los batidos y caminamos por la acera, tenía la intención de acompañarla de regreso a casa, pero antes debíamos pasar por la tienda para comprar algunos víveres y luego por Don Mauro por pan.

Acompañé a Alyssa hasta una tienda grande la cual desconocía, entramos, dejamos el peluche metido en su bolsita de regalo en uno de los estantes, por indicación del guardia de seguridad; tomé un bolso de plástico y caminamos por las diferentes secciones.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora