***
Un espacio para
amar***
Regresé de recoger la torta, Don Mauro se había esmerado en hacerla, cuidando hasta los detalles para dejarla muy presentable y atractiva, talvez fue buena idea decirle que era para Alyssa, después de todo.
Seguí cocinando, mirando el reloj, pendiente de que no se me pase la hora para ir a recoger a Alyssa.
Revisé que los tallarines no se sancocharan demasiado mientras freía al mismo tiempo la carne de res. Tenía que avanzar rápido, el tiempo vuela y no se detiene. No estoy acostumbrado a cocinar bajo presión, pero en estas circunstancias, no había otra manera.
Corté la cebolla en tiras no tan finas, también el ají amarillo junto con el pimiento y lo eche a la sartén después de haber flambeado la carne y así lograr que la carne esté en su punto de sabor.
Comenzaba a emanar un olor agradable. Volví a revisar los tallarines, básicamente ellos eran la base de todo, si salían mal se arruinaba el plato.
Escuché unos golpes a la puerta, era Mario. La torta estaba en la mesa, rápidamente le puse una fuente encima, cubriéndola por completo y regresé a mover la carne.
— ¡Entra! —levanté la voz para que me escuchara detrás de la puerta.
— Huele bien. ¿Qué cocinas? —Dijo cerrando la puerta detrás de él.
— Tallarines Saltados.
— Pues, huele muy bien. Gracias por invitarme a comer contigo.
— No lo hice.
— Si lo hiciste. Me dijiste "Entra "⸺Reí.
— Golpeabas la puerta —Refuté.
— Descuida... ⸺Se sentó en el mueble de la sala y encendió el televisor ubicando el canal de deportes⸺, Igual estaré algo ocupado. Aun así, no me molestaría si me guardas un poco.
— ¿Qué harás?
— Trabajar. Dictaré clases. Pero, tal vez bajé en el receso.
— Ok. Está bien⸺ Moví la carne y agregué la salsa de ostión y el sillao.
— Por cierto. Esta mañana llevé a Alyssa al trabajo.
— Eso es bueno. Creo que siempre llega tarde.
— Bueno. Hoy tampoco llegó precisamente temprano, que digamos.
— Lo imagino⸺ reí.
— Alyssa me contó lo que pasó ayer en la noche.
— ¡Oh! ⸺Casi dejo caer la cuchara con el que movía la carne en la sartén⸺. ¿Así? Y... ¿Qué fue lo que te dijo precisamente?
⸺ Fue Víctor quien te golpeó. ¿Por qué lo negaste?
— Ah... eso, pues... Mi ego se vio amenazado.
— Sí, supongo. Aun así, hiciste bien en no devolver el golpe.
— ¿Cómo sabes que no lo hice?
— ¿Lo hiciste?
— No...
— Lo supuse.
— ¿Por qué piensas que fue bueno que no le respondiera el golpe?
Corté los tomates en tiras y apagué la olla de los tallarines.
ESTÁS LEYENDO
Un Susurro En El Silencio
Romance¿Estás listo para sumergirte en un mundo donde la búsqueda del amor desafía los límites del dolor y la traición? A través de las páginas de esta envolvente historia, descubrirás la fuerza de la perseverancia y el amor propio en medio de los obstácul...