CAPITULO 45

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Un espacio para
amar

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Regresé de recoger la torta, Don Mauro se había esmerado en hacerla, cuidando hasta los detalles para dejarla muy presentable y atractiva, talvez fue buena idea decirle que era para Alyssa, después de todo.

Seguí cocinando, mirando el reloj, pendiente de que no se me pase la hora para ir a recoger a Alyssa.

Revisé que los tallarines no se sancocharan demasiado mientras freía al mismo tiempo la carne de res. Tenía que avanzar rápido, el tiempo vuela y no se detiene. No estoy acostumbrado a cocinar bajo presión, pero en estas circunstancias, no había otra manera.

Corté la cebolla en tiras no tan finas, también el ají amarillo junto con el pimiento y lo eche a la sartén después de haber flambeado la carne y así lograr que la carne esté en su punto de sabor.

Comenzaba a emanar un olor agradable. Volví a revisar los tallarines, básicamente ellos eran la base de todo, si salían mal se arruinaba el plato.

Escuché unos golpes a la puerta, era Mario. La torta estaba en la mesa, rápidamente le puse una fuente encima, cubriéndola por completo y regresé a mover la carne.

— ¡Entra! —levanté la voz para que me escuchara detrás de la puerta.

— Huele bien. ¿Qué cocinas? —Dijo cerrando la puerta detrás de él.

— Tallarines Saltados.

— Pues, huele muy bien. Gracias por invitarme a comer contigo.

— No lo hice.

— Si lo hiciste. Me dijiste "Entra "⸺Reí.

— Golpeabas la puerta —Refuté.

­­— Descuida... ⸺Se sentó en el mueble de la sala y encendió el televisor ubicando el canal de deportes⸺, Igual estaré algo ocupado. Aun así, no me molestaría si me guardas un poco.

— ­¿Qué harás?

— ­Trabajar. Dictaré clases. Pero, tal vez bajé en el receso.

— Ok. Está bien⸺ Moví la carne y agregué la salsa de ostión y el sillao.

— Por cierto. Esta mañana llevé a Alyssa al trabajo.

— Eso es bueno. Creo que siempre llega tarde.

— Bueno. Hoy tampoco llegó precisamente temprano, que digamos.

— Lo imagino⸺ reí.

— Alyssa me contó lo que pasó ayer en la noche.

— ¡Oh! ⸺Casi dejo caer la cuchara con el que movía la carne en la sartén⸺. ¿Así? Y... ¿Qué fue lo que te dijo precisamente?

⸺ Fue Víctor quien te golpeó. ¿Por qué lo negaste?

— Ah... eso, pues... Mi ego se vio amenazado.

— Sí, supongo. Aun así, hiciste bien en no devolver el golpe.

— ¿Cómo sabes que no lo hice?

— ¿Lo hiciste?

— No...

— Lo supuse.

— ¿Por qué piensas que fue bueno que no le respondiera el golpe?

Corté los tomates en tiras y apagué la olla de los tallarines.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora