CAPITULO 48

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Remiendo al corazón

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Luego de un buen rato manejando, llegamos. El lugar se encontraba a las afueras de la ciudad, así que tomaba un tiempo poder llegar, pero valía la pena.

Había planeado este momento, me sentía un poco nervioso. Era la primera vez que estaba haciendo este tipo de cosas por alguien.

Alyssa se había quedado dormida. Sonreí al verla. Aún en ese estado me seguía pareciendo hermosa. Se había dormido incómoda conmigo, lo notaba en la comisura de sus labios y era entendible sus motivos.

Realmente la vida había sido dura con ella, obligándola a aprender después del dolor y la desilusión. Destruyendo su confianza y convirtiendo su felicidad en solo una utopía.

Hoy lo entendí. Entendí su miedo, entendí el temor que había en su interior, el motivo de su desconfianza. La destrucción que puede llegar a dejar un amor no correspondido en la vida, fácilmente se puede comparar a la devastación que deja un huracán a su paso

.

—[...] Hasta que me cansé, decidí dejar de pensar en él, enfocarme en mis cosas, reconstruirme, claro siempre estaba presente cuando me necesitaba. Pero... Solo era eso. No había más.

Existen dos tipos de personas, aquellos que se quedan en el suelo después del golpe con miedo a levantarse y aquellos que reuniendo todo el coraje lo hacen y enfrentan sus miedos con valentía.

Alyssa pertenecía al segundo grupo. No tuvo miedo en levantarse y reconstruir su vida. Limpiar los escombros, cubrir los daños, sanar el alma y hacerle un buen remiendo al corazón.

No tuvo miedo en cambiar de aires y enfrentar a la realidad, después de todo, el daño que causa un amor no correspondido solo es doloroso hasta el grado que tú lo permitas.

Aunque le arranques los pétalos a una flor, no quitarás de ella su belleza.

Desde que la conocí solo deseaba hacerla feliz y curar cada una de sus heridas, sin embargo, aunque logré lo primero, ahora me doy cuenta que no había ya una herida que curar, no hice más que poner una curita en una herida que ya había cicatrizado con anterioridad.

—[...]Aclaraste mis dudas, me dio el coraje necesario para seguir adelante. Me sentía muy afortunada de tenerte como amigo. [...] Llegas tú y con tu extraña personalidad, lo calmas todo. Después de mucho tiempo volvía a sonreír y ya no solo para una cámara o por simple apariencia. Mi sonrisa era sincera. No llené un vacío contigo Andrés. Porque jamás lo hubo. Aún antes de que tú vinieras...

Aun así... el privilegio que tengo de ser partícipe en su vida e influir en ella para bien, no se compara a cualquier riqueza que este mundo en decadencia me pueda ofrecer.

Alyssa despertó. Se levantó algo asustada, no sabía en donde estábamos. Regresó a verme, yo no había desviado la mirada de ella.

— ¿Dónde estamos? —Preguntó mientras limpiaba su vista con sus manos.

— No sabría responderte con exactitud. Pero, creo que te gustará.

— ¿Hace cuánto llegamos? — Frunció el ceño.

— Hace un rato.

— ¿Por qué no me despertaste?

— Iba a hacerlo. Pero, no pude. Te vi dormir y reitero... eres lo que quiero ver cada mañana al despertar. Es increíble que seas tan hermosa aún dormida.

— Chistoso—sonrió mientras intentaba recoger su cabello—, eso no cambia lo que has hecho.

— No, no lo hagas. Déjalo suelto.

Un Susurro En El SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora