Capítulo 2🍁

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LENA.

La hora de la cena no tarda en llegar. Meredith sí que se esforzó por impresionar, prácticamente preparo un banquete. La comida se ve más que deliciosa, esto segura de que terminare llevando para mi familia también.

—Mer, ¿no crees que es demasiada comida para cinco personas?—pregunta Mich divertido.

—Claro que no, ¿ustedes creen que es demasiada comida, niños?—pregunta mirándonos.

—Para nada, se ve deliciosa—habla Hamilton con educación. He notado que suele hablar así, ¿o será su acento?

—Yo creo que Mich debería quedarse sin comer por criticarte—opino en broma.

—Y yo creo que Lena solo quiere más comida para ella sola—dice Mich siguiéndome el juego.

Estoy por contraatacar cuando Meredith me interrumpe.

—Dejen de molestarse el uno al otro—ordena divertida con la situación.

Con ellos solemos molestarnos así seguido, al igual mi familia se molesta entre sí.

Nosotros reímos y dejamos de hablar para comenzar a comer. La comida no solo se ve deliciosa, esta deliciosa, beneficios de que Meredith sea Chef.

La cena pasa entre bromas, comentarios y Mer obligando a Hamilton a comer más de lo que puede. Para cuando me voy estoy llevando al menos tres recipientes con comida.

—Mis padres van a estar encantados con tu comida, Mer—digo cuando nos dirigimos a la puerta.

—Se los debo, tu madre me envió ayer unos pasteles de chocolate y limón deliciosos—comenta deteniéndose a mi lado.

— ¿Sabes algo de Maddie?—pregunto.

—Si, de hecho dijo que la llames al llegar. Cuando llamo estabas con Hamilton y no los quería molestar—me responde abriendo la puerta.

—Gracias, nos vemos luego—agradezco mientras le doy un abrazo.

Nos despedimos y me voy camino a casa. Por suerte para mi vivimos cerca, por lo que no tardó mucho en llegar. En cuanto cruzo la entrada principal voy directo a la cocina a dejar la comida que Mer me dio.

—¡Familia, llegue y traje comida de Mer!—anuncio y en cuestión de segundos escucho pasos bajando las escaleras.

Mis padres y mi hermano mayor aparecen en escena.

—¿Escuche bien? ¿Mer envió comida?—pregunta mi hermano.

Tengo el presentimiento de que se imaginaron que traería comida y lo más probable es que no cocinaran nada.

—Adivino, me estaban esperando para comer lo que Mer envió—hablo rodando los ojos.

—Acertaste, hija—responde papa y luego se acerca para dejar un beso en mi frente.

Mis padres son increíbles pasteleros, de hecho son dueños de una de las mejores pastelerías del pueblo, sin embargo, cuando se trata de otro tipo de comida, no suele salir muy bien que digamos.

—¿Cómo te fue con el chico?—pregunta mi madre tomando los recipientes de comida para servirla.

—Bien, supongo—digo encogiéndome de hombros.

Mi hermano camina hasta mí y pasa un brazo sobre mis hombros.

—Si es idiota contigo, avísame y me encargare de que se comporte—advierte Tanner con una sonrisa.

Él puede ser sobreprotector a veces, pero tiene sus razones. Luego del accidente que sufrió a principios de este año su confianza en la gente es complicada.

El Otoño PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora