Capítulo 8🍁

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HAMILTON.

Martes.

Me despierto sintiendo algo pesado y peludo sobre mí. Al abrir los ojos me sobresalto por ver a Tori mirándome fijamente, los últimos días ha estado despertándome de esta manera. Max me explico que antes dormía con Maddie, pero como ella no está decidió monopolizar mi cama temporalmente. También dijo que tiene prohibido dormir en el cuarto de Max porque muerde todo y él tiene muchos juguetes que tiende a destruir. Con Meredith y Michael tampoco puede dormir porque es muy grande para acostarse entre ellos. Al parecer, hasta un perro me considera su última opción.

Nunca he sido la primera opción de alguien. Triste, pero cierto.

—Buenos días, bola de pelos.

Tori ladra feliz y baja de la cama. Ya veo, su intención siempre fue despertarme.

Tomo mi celular para ver la hora. Sorpresivamente, solo quedan dos minutos para que suene mi alarma. Como no vale la pena dormir solo dos minutos, me levanto y comienzo con mi rutina mañanera. En el transcurso contesto los mensajes de mi familia y amigos.

Entre todos mis mensajes se destacan los de mi hermana Nidia, en los cuales casi que me amenaza para que la llame cuanto antes. Termino mi rutina rápidamente y la llamo.

Su rostro aparece al instante.

—¡Bebe!

—Te pedí que no me llamaras así—me siento al borde de mi cama—. Ya no tengo dos años, hermana.

—Para mí siempre serás un bebe.

Ruedo los ojos, pero afortunadamente no lo nota, si lo hiciera comenzaría con un sermón sobre el por qué rodar los ojos es de muy mala educación y luego enumeraría todas las razones por las cuales debería respetar a mi hermana mayor.

—Que era tan urgente que no podía esperar, bella hermana.

—Solo quería saber cómo iba tu aventura por Norteamérica.

—Estar en otro país no es sinónimo de aventura, Nidia.

—Como sea, cuenta.

Quiero rodar los ojos, pero lo reprimo porque ella me mira expectante.

—Interesante.

—¿Solo interesante?—inquiere alzando una ceja.

Asiento perezosamente.

—Creí que este intercambio le daría más emoción a tu aburrida vida.

—Auch—llevo mi mano a mi pecho fingiendo estar ofendido.

—Se tenía que decir y se dijo—se encoge de hombros divertida.

—Te recuerdo que también eres parte de mi vida.

—Admitámoslo, soy la mejor parte de tu vida—ríe.

Niego con la cabeza divertido.

—Creo que Chase y Bonnie diferirían contigo, señorita egocéntrica.

—Ninguno superaría a tu espectacular hermana.

—¿No deberías estar en la academia?—cambio de tema antes de comenzar una discusión interminable.

—¡Día libre!—exclama emocionada.

Suelto una carcajada.

—¿Planeas pasar el resto de tu día libre hablando con tu hermano?—cuestiono riendo—. Después dices que mi vida es aburrida.

—¡Oye!—se queja, pero sin dejar de sonreír—. Aun si quisiera, tienes clases, según tengo entendido.

Eso me alerta, se supone que pasaría temprano por Lena. Había olvidado por completo las clases mientras hablaba con Nidia. Reviso al instante la hora.

El Otoño PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora