Capítulo 10🍁

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HAMILTON.

Sábado.

Es temprano en la mañana cuando recibo un mensaje de Brenda en el grupo del comité invitándonos a todos a un día en un parque de diversiones a las afueras del pueblo. Todos se suman al plan, pero Lena no responde. Lo más probable es que no quiera ir, pero estoy decidido a ayudarla a socializar.

Yo: Nosotros también vamos.

Brenda: ¡Increíble!

Diana: Dash pasa por todos.

Dash: No recuerdo aceptar ser el chofer.

Diana: Lo serás de todas formas.

Yo: Pásenme a buscar por lo de Lena.

Dejo el celular de lado sin esperar respuesta.

Agarro mi mochila y salgo de mi habitación. Al bajar de las escaleras me encuentro a Michael barriendo el vestíbulo. He notado que, cuando no trabaja, se la pasa limpiando, Meredith igual. A veces pienso en si descansan al menos un poco.

En mi casa las cosas son diferentes. Mis padres trabajan hasta cuando están en el departamento, Mi hermano no está nunca y yo... Bueno, me encargo del departamento porque generalmente no tengo mucho que hacer. De igual manera, no desordenamos mucho, por lo cual no tengo tanto para limpiar.

Michael nota mi presencia y me mira.

—¿Sales?—consulta recostando su brazo en el palo de escoba.

—Sí, el comité nos invitó a un parque de diversiones.

—¿Lena también va?—pregunta sorprendido.

—Podría decirse que sí.

El alza una ceja interrogante.

—Bueno, ella no dijo que sí, pero me encargare de que vaya.

Camino hacia la puerta y la abro.

—Debe seguir dormida, no te recomiendo despertarla.

—No creo que me mate por eso.

Volteo a verlo cuando lo escucho reír.

—¿Qué flores prefieres que deje en tu tumba?—bromea.

—Volveré en una sola pieza.

O eso espero.

🍁🍁🍁

El hermano de Lena abre la puerta. Tiene ropa deportiva y una mochila. Al parecer va de salida.

—Buenos días, Hamilton—sonríe—. ¿Qué haces por aquí tan temprano?

—Vine por Lena, saldremos.

Él se aparta de la puerta dejándome pasar.

—Sigue durmiendo—dice. Michael tenía razón—. Suerte despertándola.

—No puede ser tan malo.

El simplemente ríe y comienza a salir.

—Oye, no le menciones a Lena el detalle de la ropa.

Su pedido me deja desconcertado, pero asiento aceptando. Él se despide antes de salir. No quiero meterme en asuntos de hermanos, sé por experiencia que nunca termina bien. Subo hasta la habitación de Lena y toco su puerta.

No hay respuesta.

Vuelvo a tocar un par de veces, pero nuevamente no obtengo respuesta.

¿Sería mucha intromisión entrar sin permiso?

El Otoño PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora