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- Debes de estar bromeando Albus - respondió Severus después de un instante de silencio - He presenciado muchos planes tuyos, algunos más descabellados que otros, pero este sin lugar a dudas supera a cualquier otro - dijo mientras se levantaba y comenzaba a caminar por la oficina, negando con la cabeza. Era demasiada información para aceptar.

- Es la única solución que encuentro, no podemos permitir que una familia muggle lo adopte por razones evidentes y entre la población mágica, son pocas las personas en quienes confío.

- Pues deberías esforzarte por encontrar a alguien  más, ¿Qué hay de Minerva?, te aseguro que ella estaría encantada de criar al hijo de dos de sus adorados griffindors o tal vez Lupin, el sin lugar a dudas adoraría a ese niño.

- Severus, ambos sabemos que Minerva se ha visto cada vez más ocupada por sus responsabilidades como subdirectora, Harry necesitara a alguien que pueda pasar tiempo con el, y en cuanto a Remus, ademas de que si su condición como licántropo sale a la luz, el chico seria inmediatamente retirado de su cargo, se encuentra el hecho de que tendría dejarlo solo en luna llena, incluso algunos días antes y después por el cambio que presenta en su carácter y el posterior cansancio que se asienta en el. Créeme, no es algo que he decidido sin pensar, Harry necesita de alguien en quien confiar, que lo guíe y cuide, pero sobretodo alguien que lo entienda, se que tu infancia tampoco fue perfecta, y por eso mismo considero que si alguien puede ayudarlo, eres tú. - Dumbledore sabía que ese era probablemente un argumento bajo, pero está desesperado en poder ayudar a Harry, además que un poco de compañía y un objetivo en que enfocarse también podrían resultar beneficiosos para Severus - Tampoco es que seas un total inexperto en liderar con niños difíciles, puede que te empeñes en ocultarlo pero ambos sabemos todo el esfuerzo que pones en cuidar y proteger a los chicos destinados a tu casa.

- No, lo siento pero esto sobrepasa mi capacidad. Acaso no has escuchado los comentarios de los propios niños a quienes doy clase, te puedo asegurar que contados son aquellos que no me tienen miedo, además, que tipo de ejemplo le puedo dar yo - replicó Severus con cierta molestia a causa del comentario sobre su propia infancia, sin lugar a dudas eran épocas que no quería recordar - Potter necesitara, como bien has dicho, atención y cuidados, solo Merlin sabrá todos los problemas y traumas que tenga, no soy alguien paciente y mucho menos afectuoso, Albus, no soy quien buscas para semejante tarea.

- Severus, siéntate por favor, se que eres consiente de que está guerra no ha terminado, y antes de que me interrumpas, por mas que lo niegues y te esfuerces por ignorarlo sabemos que el señor tenebroso regresará en algún momento, eso sin contar que aún queda alguno que otro mortífago esperando por cobrar venganza; Harry sin lugar a dudas será un blanco para ellos; existen pocas personas en las cuales confiaría mi propia vida, y una de ellas eres tú. Mira se que ..

- No Albus, ha sido mi última palabra, el niño estará mejor en el sistema que conmigo - dijo dando la vuelta y saliendo de la oficina; sabía que podría estar siendo irracional e incluso cruel pero tenia suficientes problemas como para agregar alguno más, sin embargo una pequeña voz en su mente no dejaba de recordarle aquella promesa que hizo ya hace tanto tiempo.

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Harry se encontraba sentado en una de las camas de las dos literas que había en la habitación, sabía que debería estar durmiendo ya que pasaban de las 11 de la noche, pero simplemente no podía, tenia esa constante necesidad de mantenerse alerta, temeroso de que en cualquier momento despertara y regresara a casa de sus tíos, a pesar de que este lugar no era perfecto había cosas que le gustaban mucho, por ejemplo, no importaba que hiciera, siempre recibiría algo para comer, y aunque los otros niños se quejaran de que la porción eran muy pequeñas a él le parecía que era el mejor manjar, sin contar que la madre Anna cocinaba muy rico; la segunda cosa que le gustaba era cuando la madre Ellen revolvía sus cabellos, no es que lo hiciera muy a menudo por que eran demasiados niños como para que ella se pudiera centrar solo en uno, pero cuando lo hacia, el sentía un calorcito en su pecho, le gustaba imaginar que era así como se sentían las caricias de una mamá, era muy diferente a la forma en que sus tíos lo trataban. Sin embargo una parte de el, por contradictorio que resultase, seguía esperando a que fueran por el para llevarlo de vuelta a casa, a final de cuentas ellos eran su única familia y todos decían que nadie te podría querer más que tu familia; lo que le ponía triste era saber que ellos en realidad no lo quería, el sabía que todo se debía a que el era un fenómeno; eso mismo fue lo que causó que su tío se enojara y lo llevara a esa casa grande con muchos niños.

HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora