Era la octava vez que revisaba los papeles, verificando el orden y que ninguno faltara, sobretodo que ninguno pareciera demasiado sospechoso, incluso había conseguido un comprobante de que trabajaba en una escuela muggle como maestro de química, cortesía de Albus, claro está.
Severus se había pasado los últimos tres días reuniendo todos los documentos necesarios para la adopción y contestando al menos una decena de cuestionarios. Había revisado sus respuesta aún más veces, la mayoría eran simples preguntas como a que se dedicaba o sus ingresos mensuales, pero algunas otras eran considerablemente más complejas, como el por qué quería realizar la adopción o por qué creía que sería un buen padre. Esa última le costó bastante, y lo dejo mirando el papel sin mover ni un músculo por al menos 20 minutos, y es que a pesar de que ya se había hecho a la idea de tener que lidiar con Potter, no contemplaba el hecho de que, por lo menos legalmente, sería su padre; de seguro James se estaba retorciendo en su tumba, no pudo evitar un pequeño sentimiento de satisfacción ante tal pensamiento; Sin embargo, lo que más lo perturbó es que el ni siquiera creía que que pudiese llegar a ser un buen padre, para prueba estaba el grupo de tercer año que en ese momento estaba frente a él. La mayoría de ellos estaba temblando de puro miedo a cometer un error, aunque claro, tal vez podría estar relacionado con el hecho de que los había amenazado con hacerlos tomar su propia poción si está no era al menos aceptable.
Finalmente decidió cerrar el archivo y guardarlo en su escritorio, más tarde iría a hacer una visita al orfanato para entregar los papeles y darle un vistazo a Potter, mentiría si dijera que el mocoso no lo teñía preocupado, había estado realizando un par de viajes a ese lugar en los días previos y claramente el niño no se veía mejor, al contrario, cada vez se veía más delgado, si es que eso era posible, y aún más agotado. Si las cosas con los documentos salían bien, tendría una "reunión" con el niño para ver cómo reaccionaba este ante su presencia.
Honestamente el tema lo tenía un tanto nervioso, claro que nunca lo demostraría, pero temía que no fuera aprobado, no era precisamente la persona más estable, y a pesar de que Albus le aseguró que el mago que trabajaba ahí le ayudaría a facilitar el proceso, la solicitud aún tenía que pasar por otras personas para que se aprobara, y todo dependía del archivo que acababa de guardar.
También lo preocupaba el hecho de que a lo largo de su vida había cometido numerosos errores, y había visto como estos no solo lo afectaban a el, sino a los que lo rodeaban, ahora sería algo que no se podría permitir, ya suficientes malas decisiones se habían tomado entorno a ese niño como para que el aumentara la lista.
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Harry se encontraba mirando a la pared del aula, específicamente se encontraba en la esquina del salón. Su estómago no dejaba de hacer ruido, y el no sabía que le resultaba más vergonzoso, si el ruido del su hambriento estómago o el hecho de que estaba temblando por el miedo de lo que había pasado hace unos minutos, y ni siquiera había sido para tanto.
Justo ahora era el momento de la comida pero el estaba castigado; todo había empezado en la clase de matemáticas.
El maestro era un hombre bajo y un tanto fornido, totalmente calvo pero con una barba bastante grande, Harry solía pensar que se podría hacer una peluca decente con esa barba. El hombre le recordaba bastante a su tío Vernon, ya que solía usar un tono calmado y bajo de voz para hablar, incluso cuando se estaba enojando, pero llegaba un momento en el que simplemente comenzaba a gritar muy fuerte. A Harry no le gustaban los gritos, le daban un poco de miedo, el sabía que tener miedo era para bebés, o al menos eso es lo que decía Dudley, pero por más que intentara no podía evitarlo. Siempre que había gritos en casa de sus tíos significaba que las cosas se pondrían inevitablemente peor, especialmente para el.Ese día en específico, el maestro había llegado de mal humor, haciendo un montón de preguntas a todos, y el hecho de que cuando fue su turno el no le respondiera hacía que su furia aumentara aún más y se concentrara en el.
El pensaba que si le respondía, se pondría aún más enojado, el no tenia nada importante para decir, así que simplemente no tenía derecho a hablar, " nadie quiere oír a los fenómenos" le recordó su mente soñando un poco como tía petunia.
Después de la primera vez que no le respondió, el maestro se la había pasado haciéndole aún más preguntas a lo largo de la clase, básicamente ignorando al resto del salón, sabiendo que no podía responder ninguna, y no por que no supiera las respuesta, si no por que estaba acostumbrado a no hacerlo.
Llego el punto en que incluso intento responder, pero simplemente no lograba que las palabras salieran de su boca y el nudo en su garganta a causa de la extraña mezcla entre frustración y miedo no facilitaba en nada la tarea.
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FanfictionDumbledore siempre se destaco por sus brillantes planes, grandes secretos y exitosos resultados; pero puede que en su intento por ayudar cometiera un error y su única forma de solucionarlo es encomendando una nueva tarea a Severus. Severitus