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Severus estaba seguro de que podría hechizar a alguien en ese momento, y por alguien se refería a la madre Anna, como se le ocurría a esa mujer tratar así al chiquillo, posiblemente el no fuera un ejemplo a seguir en cuanto a la forma de tratar a los niños, pero al menos el tenía una justificación, no podía permitir que ninguno de ellos cometiera una imprudencia durante la elaboración  de una poción, ya que semejante hecho podría resultar fatal, sin embargo ¿en que afectaba a esa mujer o que daño podía hacer un niño que solo estaba esperando en el jardín?, ademas, si el problema fuera el que tenía un abrigo que no era suyo ... por favor, ni siquiera estaba haciendo nada que lo ensuciara ni mucho menos.

Sin lugar a dudas le gustaría decirle unas cuantas cosas a la mujer, el problema era que se tendría que abstenerse de hacerlo, sería fácil explicar la falta de alimentación del niño pero como explicar que sabía perfectamente la manera en que lo había tratado la noche anterior si para todos era sabido que el niño no emitía palabra, aunque por otro lado, ni tu mismo sabes que es lo que acaba de ocurrir con exactitud, pensó.

Sin querer permanecer más tiempo en aquel lugar se dispuso a salir de la habitación, cerrando la puerta con cuidado para evitar despertar al pequeño que dormía dentro.

Estaba por iniciar su búsqueda cuando vio que a un par de pasillos venían el señor Abner y la madre Anna, esta última sin hacer ni el más mínimo esfurzo por ocultar su molestia.

Severus continuo avanzando para aproximarse a ellos y sin darles oportunidad de preguntar los motivos por los cuales había salido de la habitación, comenzó a hablar.

- Señor Abner, he terminado de revisar al  niño y ya le he administrado un medicamento que le ayudará, sin embargo tengo un par de cosas que necesito hablar con usted, en privado; mientras tanto, la madre podría llevar las compresas para Harry- dijo intentando deshacerse de la mujer;  contrario a lo que pensó, el hombre lejos de mostrarse sorprendido por su solicitud accedió rápidamente con un simple movimiento de cabeza, sin embargo la mujer que los acompañaba decidió intervenir.

- Señor ... Severus ¿cierto?, si no lo ha notado, no es el momento para platicas, su prioridad debería de ser Harry y no cualquier otro tema, seguramente sin importancia, del cual quiera hablar. Me  habías dicho que era la persona adecuada para adoptar a ese niño, Abner, ¿Debería empezar a poner en duda tu juicio?, como sea, dejando eso a un lado le informó que soy la encargada de cuidar a los niños de la sección en que se encuentra Harry, por lo tanto, cualquier tema relacionado a él, también es de mi interés, y me temo que es mi obligación estar presente en la charla que deseas tener. - mencionó la madre con una voz llena de falsa dulzura, y si Severus ya tenía ganas de hechizarla, ahora estaba haciendo uso de todo su autocontrol para no lanzarle una maldición. Ambos pueden jugar este juego, pensó, sin embargo tendría que mover bien sus cartas, no podía correr el riesgo de darle un fundamento para que intentara intervenir en la adopción.

- Ha sido mi error, no estaba al tanto de esa información, pero ahora que lo menciona, creo que incluso sería mucho más provechosa esta reunión si usted nos acompaña, estoy seguro que habrá al menos un punto que le concierne - le respondió Severus con su mejor actuación de amabilidad.

Por su parte Abner se limitaba a observarlos, la pobre mujer se acababa de meter en una guerra, que ademas de breve, era imposible que ganara.

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Minutos después, los tres se encontraban en la oficina de Abner, el cual estaba sentado tras el escritorio y los dos restantes frente a el.

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