- Deberías tomar asiento Remus, hay bastantes cosas que contar - dijo Albus mientras ajustaba el agarre sobre su varita, sabía que la magia era menos efectiva con los lobos pero al menos le ofrecería cierta protección si las cosas pasaban a mayores.
- Dónde. Esta - volvió a exclamar, sus ojos alternando entre el café y el dorado, su respiración era errática, el esfuerzo por contener al lobo se estaba tornando cada vez más difícil.
- Harry está a salvo Remus, te lo puedo asegurar - respondió lentamente, sabía que en ese estado Remus no dudaría en atacarlo.
- NO MIENTAS - dijo mientras golpeaba con ambas manos el escritorio, su tono de voz cada vez más lejano de lo que sería normal para un hombre, inmediatamente, Albus se puso de pie, no era necesario que le apuntara con la varita para saber que estaba listo para atacar ante la menor amenaza.
Remus cerró los ojos intentando tomar una respiración profunda, el lobo estaba demasiado cerca de la superficie, como solía estarlo antes de la luna llena, y como todo lobo, solía buscar a su manada, con amarga tristeza pensó en cómo había pedido a casi todos los miembros de la misma, todos menos uno, un pequeño cachorro, su cachorro, Harry, puede que no fuera su hijo, pero el lobo lo veía como tal, lo había hecho desde el momento en que había nacido, mejor dicho, desde el momento en que se enteró estaba en camino. Antes de la luna llena solía acercarse al colegio donde Harry asistía, viendo desde la distancia y solo durante un par de minutos al pequeño niño. Nunca se había permitido más de unos momentos, en ocasiones solo algunos segundos. Las protecciones de la casa de Petunia impedían que se acercara a la vivienda, por ser un hombre lobo, y la única vez que había logrado entablar una conversación con Petunia para pedirle que le permitiera visitar regularmente a Harry, ella había dejado clara la aversión que tenía por las criaturas mágicas, sus palabras estaban bastante nítidas en su memoria, para ella, el era un monstruo y temía que en cualquier momento perdiera el control e hiriera a su familia, claro que ella no había tenido reparos en gritárselo en la cara a mitad de la calle, tampoco había titubeado en cuestionarle como pensaba que en aquel entonces un Harry de dos años se acercaría a el sin miedo, siendo que su rostro estaba lleno de cicatrices, con tono burlón le había echado en cara que seguramente lloraría con solo verlo.
El mismo sabía que aquel momento la pérdida de su manada había dejado al lobo más inestable, así que no pudo hacer más que darle la razón y mantenerse alejado, a pesar de que todo dentro de él le rogaba por hacer lo contrario, ¿ Pero que le podía ofrecer el a su cachorro? , la guerra había sido dura par todos, pero para las criaturas mágicas había significado algo aún peor, la separación se había acentuado y los pocos sitios donde se les permitían trabajar habían cerrado sus puertas para ellos, apenas y había tenido lo suficiente para vivir, el juntar lo suficiente para comer y poder rentar un lugar donde quedarse era todo un milagro, sin agregar que lo llenaba de un inmenso terror la idea de poder herir a Harry por accidente.- Albus, solo dime en dónde está. Necesito saber si está bien, te aseguro que no me acercaré, no quiero ponerlo en riesgo - logro decir una vez que tomo un poco más de control. El directo le devolvió una triste mirada mientras volvía a tomar asiento.
- Harry esta ... bien, como ya te he dicho. Pero ... los Dursley ... hace algunas semanas lo entregaron a un orfanato, estuvo ahí algunos días antes de que pudiéramos recabar los papeles necesarios para su adopción.
Remus se quedó sin palabras ante la información, ¿Un ... orfanato?, pero que diablos estaba pensando Petunia. Todo el enojo fue drenado en segundos ante el frío peso que se asentó en su estómago ante su siguiente pregunta.
- ¿Te has vuelto su tutor legalmente, no ? - Preguntó Remus
- No precisamente, los papeles de adopción han quedado a nombre de Severus, el es quien ha estado cuidado de Harry
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FanfictionDumbledore siempre se destaco por sus brillantes planes, grandes secretos y exitosos resultados; pero puede que en su intento por ayudar cometiera un error y su única forma de solucionarlo es encomendando una nueva tarea a Severus. Severitus