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Harry observó al niño frente a él, el señor Severus había dicho que tenían la misma edad pero comenzaba a dudarlo, el otro niño era más alto y a pesar de estar tomando la mano se su mamá, la forma en que estaba parado era muy rara, estaba muy derechito y con el mentón elevado ... de una forma muy similar a cómo estaba su mamá.

Sabía que los adultos estaban hablando, supuso que saludándose, pero no podía concentrarse en lo que estaban diciendo, comenzaba a arrepentirse de haber dicho que se quedaría, sin darse cuenta su cuerpo había comenzado a temblar y le costaba un poquito respirar, por más que trataba de convencerse que no pasaría nada malo, su mente se esforzaba en recordarle lo que los niños solían hacerle en su antigua escuela y en el orfanato, incluyendo a su propio primo, los golpes no dolían tanto como los de su tío, o al menos no de la misma manera, en algunas ocasiones ni siquiera le pegaban, pero solían decir cosas que dolían tanto como cualquier moretón, normalmente le recordaban a sus papás o que era demasiado raro; él siempre había intentado que lo dejaran jugar con ellos, no importaba que no entendiera las reglas e incluso estaba dispuesto a dejar que le ganaran siempre, aunque en el fondo sabía que no sería capaz de ganar en ningún juego, pero aún así nunca lo incluían, la única vez que su primo lo había dejado jugar con él y sus amigos, el juego consistía en ver quien de ellos era más rápido en atraparlo, todos eran más grandes que él por lo que, aunque había corrido con todas sus fuerzas, al final lo alcanzaban, el juego dejó de ser divertido cuando comenzaron a sujetarlo muy fuerte o a darle algún golpe para detenerlo, dejando algunos moretones en sus bracitos y piernas.

Harry no quería separase de el señor Severus, si el estaba presente, seguramente no dejaría que le pasara nada, por lástima sabía que no sería así y no quería hacer que sus invitados pensaran mal de él señor Severus al ver que se comportaba como un bebé, así que mientras los adultos continuaban hablando, lo único que pudo hacer fue sujetarse con su otra manita al pantalón del adulto y recargar su cabecita en su pierna, intentando buscar un poco de seguridad, manteniendo su vista en el suelo frente a él.

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Severus comenzaba a pensar que no había sido la mejor idea invitar a Narcisa y Draco, podía sentir como Harry había comenzado a temblar e incluso su agarre se había vuelto más fuerte, había supuesto que el nińo se asustaría un poco, pero no a ese grado.

Dirigió una rápida mirada al menor, la cual fue seguida por Narcisa, para después regresar su atención a la mujer, quien le devolvió una ligera sonrisa, misma que no llegó a sus ojos. Para su sorpresa Narcisa se arrodilló manteniendo una buena distancia de Harry, mientras Draco más bien parecía aburrido e indiferente por la situación.

- Buen día Harry - exclamo la mujer mientras le daba una sonrisa al menor, quien a pesar de su evidente temor se separó un poco de Severus para extender su bracito con el objetivo de saludar de mano a la mujer - No jovencito, esas no son maneras adecuadas de saludar - exclamó sin perder su tono alegre y tranquilo, sin embargo Harry pareció bastante alarmado, seguramente pensando que había hecho algo mal - ven aquí - dijo Narcisa, quien tras soltar la mano de su hijo, extendió los brazos hacia delante, en una clara invitación a un abrazo.

Harry se quedó bastante aturdido, normalmente las personas no lo querían cerca y mucho menos querían abrazarlo, el único que parecía hacerlo era el señor Severus, ¿no tenía miedo de abrazarlo a pesar de ser un fenómeno?, con el señor Severus realmente no había pensado mucho en eso, parecía que siempre estaba dispuesto a dejar que lo abrazara o a acariciar su cabello, pero no sabía si estaba bien que ella  lo hiciera. Lleno de dudas volteo a ver a el adulto a su lado, quien le respondió con un simple asentimiento de cabeza a la par que soltaba su mano.

HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora