PERDIÉNDOLO

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Mark se deslizó por el pasillo del hotel, con cuidado de no tropezar. Solo podía ver una pequeña franja de espacio directamente en frente de su cara. Su visión periférica estaba oscurecida por la gruesa colcha de hotel envuelta alrededor de su cuerpo y sobre su cabeza. Hasta ahora había tenido suerte. No se había encontrado con nadie que pareciera un fotógrafo. Se había encontrado cara a cara con la seguridad del hotel cuando bajó del ascensor en el piso VIP, pero los guardias lo dejaron pasar después de que bajó la manta y mostró su credencial de identificación. Ahora estaba a salvo dentro del perímetro seguro.

Mark respiró hondo para calmar sus nervios. Nadie podría seguirlo aquí. Este tramo de corredor era probablemente el lugar más seguro del planeta, tal como Jackson había dicho. No es que hubiera enfrentado ningún tipo de peligro en el concierto antes. Jackson también tenía razón en eso. La aparición que había visto por una fracción de segundo, con una sudadera con capucha sobre su cabeza, no era real. Su cerebro simplemente había reaccionado a un estímulo con la respuesta psicológicamente predecible. A fin de cuentas, solo tenía un enemigo que ningún guardaespaldas podía mantener alejado. No Jaebeom, su propia mente tenía el poder de quitarle su libertad, de meterlo en una habitación y cerrar la puerta.

Mark frunció el ceño. Ese concierto debería haber sido un recuerdo feliz. Había tenido una vista de la primera fila, presionado contra la barandilla, perfectamente posicionado para ganar una sonrisa del chico en el escenario. Esta noche debería haber sido todo lo que un fan podría desear para su primer show en vivo.
¿Qué le pasaba?
Mark sacudió la cabeza con enojo. Soltó el edredón agarrado a sus hombros y lo dejó caer al suelo. Él no necesitaba una manta de seguridad, necesitaba aclarar la cabeza, olvidar el concierto, olvidar a Jaebeom. Concéntrarse en lo que realmente importaba. Jackson, solo con Jackson Wang, en su suite de hotel VIP.

Mark golpeó la puerta suavemente y esta se abrió se abrió, pero solo unos centímetros. Mark se humedeció los labios con la punta de la lengua, esperando que él hablara.
¿Esperaba que dijera algo?
¿Alguna señal?
Mark abrió la boca para susurrar su nombre, pero lo pensó mejor. En cambio, se quitó una de sus pantuflas de conejo y la metió por el estrecho espacio. Él escuchó una suave risa desde el otro lado. La puerta se abrió con un crujido y Jackson se quedó inmóvil

-Hey- susurró. Parecía exhausto. Sombras oscuras mancharon sus ojos. Todavía llevaba los jeans del espectáculo de esta noche, con una camiseta blanca limpia encima de ellos.

El corazón de Mark se apretó al verlo. Se veía tan cansado.
¿Por qué seguía vestido?
Él debería estar en pijama. Debería estar acostado en la cama, profundamente dormido. Solo tenía unas pocas horas antes de su llamada de despertador matutino, y luego su entrenador personal lo tiraría para su entrenamiento diario de tres horas.
-Te ves como el infierno- murmuró Mark, sus ojos recorriendo de arriba abajo.

-Gracias. Tú también- Jackson rompió en una sonrisa torcida y alcanzó su codo, tirándolo hacia el umbral.
Mark escuchó el click de la puerta cerrarse detrás de él. Trató de pasar junto a él en la habitación oscura, pero Jackson lo bloqueó. La puerta rígida presionó contra sus omóplatos cuando Jackson dio medio paso más cerca. Mark lo miró y su pulso aumentó cuando la brecha entre ellos se redujo.

-¿Estas bien?- Jackson susurró. -¿Viste algo sospechoso por ahí?

Mark sacudió la cabeza.
-Todo bien. La seguridad súper estricta, como dijiste.
Su garganta se había secado como papel de lija. Jackson levantó un brazo perezoso y lo apoyó contra la puerta a su lado, atrapándolo en su lugar.

-Te ves asustado- dijo.

-Nervioso- corrigió Mark.

Jackson lo estudió en silencio por un momento.
-¿Nervioso por Jaebeom?

I'm your biggest fan 2 (Don't Lie) [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora