EQUIPAJE

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3 de febrero de 2014

Mark se dio la vuelta en la cama. Observó el suave ascenso y caída de los hombros de Jackson mientras la luz del amanecer se filtraba a través de un hueco en las sucias cortinas. La Joya Beach Club no era el destino que había imaginado cuando YuGyeom lo sugirió. Él y Jackson habían conducido dos días seguidos para llegar hasta aquí, ¿y para qué?
Mark esperaba el alojamiento de cinco estrellas de celebridades: Sábanas de seda, servicio a la habitación, tal vez una bañera de hidromasaje discretamente oculta construida para dos. En cambio, habían encontrado un lugar deteriorado que apenas se elevaba por encima del lujo del campamento que habían dejado atrás. Pero suponía que el lugar ofrecía las pocas comodidades que más importaban: Una cama real, agua corriente y privacidad.

El hombre detrás del mostrador de registro le había alquilado el bungalow sin hacer preguntas, y nadie los había molestado desde entonces. La delgada franja de luz cambió cuando salió el sol.
Mark observó en silencio mientras avanzaba por la cama hacia la forma dormida de Jackson. Jackson yacía de costado de espaldas a él, y él resistió la tentación de pasar un dedo por el surco de su columna vertebral. En cambio, lo siguió con los ojos hasta donde desapareció debajo de la manta, desde la amplia extensión de sus hombros hasta su cintura perfectamente cónica.
Mark se dio la vuelta, encendiendo su teléfono celular. 6:54 am No sirve de nada cerrar los ojos en este momento. Era de mañana y, en cualquier caso, sabía que no dormiría. Su insomnio no había disminuido desde la escapada hace dos días. Era como si su tranquilidad se hubiera ido de vacaciones en el momento en que su furgoneta salió a la carretera. Justo cuando comenzaba a sentirse como en casa, Jackson había insistido en levantarse y hacer el viaje a Tijuana. Necesitaba escuchar el secreto de YuGyeom, y Mark no había discutido. Se dio cuenta de que no descansaría hasta que él y YuGyeom hablaran cara a cara. Sin embargo, dudaba que sucediera pronto. YuGyeom no vendría. No con los ojos del mundo entero entrenados en él. Estaba demasiado ocupado luchando para mantenerse fuera de la cárcel. ¿Estaba todavía en Suiza o ya había regresado?

Los ojos de Mark parpadearon hacia el teléfono. Sería lo suficientemente simple como para descubrirlo. En sus días de fan, podía rastrear la ubicación de Jackson cada vez que aparecía en público. Donde quiera que fuera, se garantizaba que alguien lo vería y tuitearía una foto. Sin duda el fandom de YuGyeom hizo lo mismo.
Twitter...
Prácticamente podía escuchar a ese pajarito azul que lo llamaba. Mark agarró el teléfono para evitar que su mano temblara. No había nada peligroso en Twitter. Quizás debería intentarlo. Tratarlo como un ejercicio de desensibilización. Pequeños pasos, ¿verdad?

Hizo click en la aplicación para abrirla y navegó hasta el perfil en cuestión. @YGyoungandrich Sus ojos se posaron en su foto de perfil, y la vista hizo que su estómago se retorciera.
Mark dejó caer el teléfono.
Rebotó en el colchón cuando se levantó y cruzó la habitación. Podía sentir el velo de pánico acercándose. Sus uñas se clavaron en sus palmas, y se concentró en la dolorosa sensación de mantenerse anclado.
¿Cómo iba a pasar el día? Al menos todavía tenía una botella medio llena de Ativan en su mochila.

La mochila estaba en una mesa baja. Mark la miró, pero dudó. Esas píldoras eran preciosas ahora. No podía permitirse el lujo de desperdiciarlas. No habría más recargas una vez que las usara. ¿Y entonces que?
Entonces, ¿cómo se las arreglaría?
El pensamiento lo llenó de una nueva oleada de ansiedad. Los bordes de su visión se estaban oscureciendo. Mark sabía que debía respirar, pero su pecho subía y bajaba en jadeos. Necesitaba ponerse en contacto con él mismo.

¿Qué diría la Doctora Regan si estuviera aquí ahora?
No cedas ante la ansiedad... Piensa en tus otras herramientas... ¿Qué más?
Mark echó un vistazo a la habitación hasta que volvieron a caer en la mochila. Vio su viejo y familiar diario asomándose por el bolsillo lateral. No había escrito nada desde su última sesión de terapia con la Dra. Regan, pero había dejado un lápiz dentro. Recogió el diario. La tensión en sus hombros disminuyó ligeramente mientras pasaba a una página en blanco. A veces lo ayudaba a dejar sus preocupaciones en el papel. Obviamente tenía algo de equipaje mental que desempacar.

I'm your biggest fan 2 (Don't Lie) [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora