FALSA EVIDENCIA

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Mark dobló la esquina hacia la habitación de Jackson y se congeló. No fue la cara de Jackson la que lo saludó.

-OK, tengo que irme... nos vemos mañana.
Las palabras fueron pronunciadas en un teléfono celular sostenido por un par de manos vestidas con guantes de látex azules.
Las preguntas giraron por su mente a tiempo con su pulso acelerado. ¿Por qué guantes? ¿Porqué ahora? ¿Por qué aquí?

-¿Tú?- Mark preguntó. -¿Qué estás haciendo aquí?- Su voz sonaba muy lejos, como si no hubiera salido de su propia garganta. Por más que lo intentó, no pudo apartar los ojos de esos guantes. El látex se estiró mientras se movían. -¿Dónde está Jackson?

-¿No lo sabes?

-Pensé que estaba aquí. Me ha enviado DM.

-No, no lo hizo.

-Bueno, alguien me alejó de...

El guante izquierdo hizo un sonido abrupto al estirarlo, interrumpiéndolo en mitad de la frase.
-Ese no fue Jackson

Mark tartamudeó.
-¿Ese eras tú? P-pero, ¿Cómo sabes sobre ese nombre de usuario?

-Creeme, lo sé.

Los ojos de Mark cayeron al suelo y su frente se arrugó. ¿Qué eran esos?
Los zapatos cruzaban la alfombra del dormitorio, casi en silencio.
Mark siguió a su paso.

-Ustedes dos realmente me subestiman a veces. ¿Cómo puedo saber? Lo veo todo, Mark. He estado mirando desde el principio. Cada palabra.

Mark tartamudeó.
Se abrazó a sí mismo cuando un temblor recorrió su cuerpo. No le gustaba esta conversación, debería irse. Necesitaba encontrar a Jackson o al menos encontrar a Clint.
¿Se había ido? ¿O todavía estaba abajo?
Mark no se atrevió a ir hacia la escalera. La cortina de pánico lo envolvió, y no confiaba en sí mismo para navegar por la casa. Se movío a través de una espesa niebla negra a su alrededor, y a pesar de todo, lo único que podía ver eran esas manos y pies de color azul pálido.
Los pies se movieron hacia el otro lado de la habitación. Las manos tomaron un control remoto que descansaba sobre la mesita de noche. La niebla oscura se arremolinaba a su alrededor cuando las persianas se cerraron, haciendo que la habitación se volviera más oscura.

-Presiona el interruptor de la luz, ¿Quieres Mark?

Mark no se movió. ¿Estaban realmente esos guantes o estaba alucinando?
-¿Por qué llevas esos?- preguntó.

-Huellas digitales- El control remoto volvió a caer sobre la mesa de noche.
-Escucha, guisantito dulce. Me encantaría quedarme y conversar, pero no tenemos tiempo. ¿Me vas a ayudar aquí o no?

Guisantito Dulce, ¿oyó eso de verdad? Jackson no lo había llamado por ese apodo en mucho tiempo. Lo había usado principalmente en los mensajes de Twitter, antes de que supiera que era Jackson Wang. Cuando el chico misterioso del otro lado de los mensajes se llamaba GaGa, con el nombre @JacksonWangEsUnaMierda. Nadie más sabía sobre ese nombre. No a menos que...

-Guisantito dulce- repitió la voz, riendo a través de las palabras. -Pantuflas de conejito, patas de conejo. Ustedes dos me hacen reír a veces. ¡No te veas tan sorprendido, Mark! Sabes que no existe la ciberseguridad.

-Oh, Dios mío- Susurró.

-Relajate. Estoy aquí para ayudar- Un dedo índice cubierto de goma señaló nuevamente hacia el interruptor de la luz. Esta vez Mark obedeció. Se giró y activó el interruptor, escuchando a medias la voz que hablaba detrás de él.
-Necesitamos limpiar algunas cosas antes de que los policías registren el lugar. ¿En qué lado de la cama duermes cuando estás aquí?

I'm your biggest fan 2 (Don't Lie) [Markson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora