Capítulo 11

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CAPÍTULO ONCE  

Sueño

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NARRADOR OMNISCIENTE:

   Emma descansaba plácidamente en la habitación de invitados de la casa. Tapada hasta el cuello, bien acurrucada y abrasada a la almohada. Durmió bien hasta más o menos las cuatro, cuando entre sueños empezó a moverse y volteárse en la cama.

   Una niña, de aproximadamente nueve años, buscaba algo desesperadamente; tenia largos cabellos negros y su cabeza estaba decorada con una corona de flores, su extraño vestido tipo indígena se sacudía por la brisa y tenia sus pies descalzos. La pequeña comenzaba a desesperarse más, llamaba a alguien.

MontucseMONTUCSE!- Su asentó era raro, igual que el nombre que gritaba.

   El grito de un niño llamo su atención, ella corrió encontrándose con una escena sorprendente. Un niño de profundos ojos negros, pelo azabache y unos años más pequeño que ella, estaba al acecho de tres leonas furiosas, y podía divisar a un león muerto a unos metros. Se le veía un poco nervioso, pero su mirada fría no mostraba miedo. Levanta sus manos soltando unos débiles rayos color zafiro que golpean a las fieras, sin éstos poder hacerles mucho daño. Lo tenían rodeado, no encontraba escapatoria, y la niña se dio cuenta de ello.

-¡Hermano!-Grito, llamando la atención de las leonas que voltearon hacia ella y se le fueron acercando lentamente. La pequeña en un rápido movimiento les lanzo un rayo zafiro y estas cayeron al suelo. No estaban muertas, por que respiraban, sólo en un sueño del que más tarde despertarían. La niña se acerco al león y puso sus manos sobre su lomo, una segadora luz zafiro salio de ellas y el animal volvió a respirar. Por lo visto eso la agoto demasiado, por que callo al piso, su respiración era agitada. El niño fue hasta ella y la ayudo a sentarse .

   Comenzaron a hablar y ahí noto algo que antes por la situación no había hecho, en realidad se comunicaban en un idioma raro que no podía saber cual era, pero a pesar de eso y no saber el como, entendía lo que decían.

-¿Porqué lo mataste?- Le pregunto ella, aun cansada pero con tono firme.

-Quería mostrar que tenia tanto poder como tú, que puedo devolver la vida- Dijo receloso. Miro para otro lado enfadado, mostrando su punto.

-Sabes que eres muy pequeño para hacerlo, no tienes la practica -Le reclamo ella, queriendo hacer que comprendiera.

-Siempre dices lo mismo, pero, ¿Qué dirán cuando el hijo menor del jefe no tenga los poderes supremos?- La miro buscando respuestas.

-Montuc, si te lo digo es por que es verdad. Ya veras que con practica tendrás el mismo poder que yo, hasta mayor que el mío -Le dijo con ternera, para luego tomarlo por sorpresa abrazándolo-Me preocuparte- Le confeso y él luego de unos segundos le correspondió el abrazo causando que ella sonriera-Te amo,y siempre te amaré, Montuc-

-Y yo a ti, Anari-Le susurro. A los minutos se separaron y levantaron del suelo.

-Vámonos, padres deben estar preocupados- Menciono ella-Y por favor, no vuelvas a escaparte, a la Luna no le gustara lo que hiciste, cambias el orden de las cosas- Volvió a mirarlo, él asintió y emprendieron camino.

   Una niebla espesa color gris se expandió e hizo que el escenario cambiara. Aquí se mostraba a un joven de cabello negro como la noche y ojos de mirada profunda, se movía ágilmente, como lo hacia todos los días cuando entrenaba. Emma no comprendía como sabia que eso lo hacia a diario, era como si el mismo sueño se lo revelara. Él lanzaba rayos a maderas paradas al final del terreno vació, tumbándolas con fuerza. Al caer la última y el eco de su sonido terminar, aplausos sonaron a sus espaldas, una joven parecida a él apareció.

-Has mejorado bastante, nunca dude de ti- Le dijo la chica con una sonrisa.

-Gracias, hermana, y no te equivocas, es obvio que soy el mejor- Dijo con una sonrisa burlona y un poco de arrogancia.

-¡Oye!,Bájale un poco a tu ego, Montuc -Dijo ella divertida.

-¿Porqué sigues usando el mismo tonto apodo con el cual me llamabas de niño?- Cuestiono él.

-Por que es divertido ver tu cara de enfado,Montuc- Sonreía remarcando la última palabra.

-Lo mismo digo,Anari- Le contesto él de la misma forma,aunque a ella no le molestaba que la llamara así.

   Otra vez la niebla volvió y la escena desapareció, ahora se podía ver a la joven Anarina a la orilla de un río cristalino, todo el lugar estaba lleno de vegetación y parecía que ella disfrutaba de la belleza y paz que le brindaba el paisaje. De pronto el ruido de ramas crujir se escucho detrás de unos arboles cercanos y ella volteó inmediatamente hacia donde provenía el sonido.

-¿Quién anda ahí?- Pregunto con voz firme- Muéstrate ahora- Ordenó luego de unos segundos que no obtuvo respuesta. De detrás de un árbol salió un joven de pelo despeinado y descalzo, parecía nervioso y avergonzado.

-Perdóneme, discúlpeme, no quería asustarla ,solo venía al río pero la vi a usted y...-Dijo rápido y casi tartamudeando, ella solo levanto una ceja mirándolo, acto que lo puso más nervioso- ¡Pero no se crea que la estaba espiando...!- Exclamo haciendo gestos con las manos, Anarina cambio su mirada seria a una divertida-No, no, no...yo solo estaba...estaba...solo no quería interrumpir, ¡Si ,eso!-Dijo por fin convencido después de tanto balbuceo haciendo que la chica soltara una risita.

-Descuida- Lo tranquilizo- Así que joven "No te espío", ¿Cuál es tu nombre?-

-Mi nombre es Tlayolotl, hijo de la curandera de la tribu- Dijo, por que si bien no era ningún soldado o hijo de uno, él estaba orgulloso de ser descendiente de tan sabia mujer y la chica noto aquello- ¿Y cual es el suyo?-Pregunto con curiosidad.

-Soy Anarina- Se presento sonriente, pero el joven cambio su sonrisa por nerviosismo y un poco de miedo.

-¿Anarina, hija del emperador?-Pregunto a lo que ella asintió confundida por su reacción- ¿Her-hermana de-de Montucse?- Su expresión de susto le hizo entender que conocía la reputación de su hermano. Volvió a asentir-Señora, discúlpeme, no la había reconocido-Él se arrodillo con la cabeza mirando a el piso -Por favor,perdóneme, disculpe mí ignorancia-

-Oye, tranquilo, no te haré daño- El chico levanto al vista, cual conejo asustado- Y no hace falta que te arrodilles, levántate, por favor- Él le hizo caso poniéndose de pie lentamente- No hace falta que me trates diferente, soy una más de la tribu, hasta podríamos ser amigos, si tu quieres, ¿Qué dices?- Le extiende su mano, él solo la miro dudoso, para luego pasar su vista por su cara, y por fin tomar su mano para estrecharla sonriendo un poco.

-Amigos-








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Anarina: Nombre indígena.

Tlayolotl: Nombre indígena.

Significado: Corazón de la tierra.

Montucse: Nombre indígena.

Significado:Camino.

Mí Misión-Cameron Boyce- (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora