"Todos tenemos un propósito en este mundo de infinitas posibilidades".
Emma Stanford. Si no conoces su historia, dirás que solo es una simple chica.Pero, quizás, para desgracia de ella no lo es,el curso de su vida ya fue profetizado por la "loca"...
-No lo se...- Suspiró Emma- Ya faltan pocos días para que suceda y... Me estoy comiendo la cabeza, pero aún no sé como se lo diré - Paso sus manos por su cara.
-Bueno...Creo que ahora que ya está de vacaciones tendrás más oportunidades- La animo Maya- Y hablando de eso... creo que ya esta por llegar- Se paró del sillón y Emma la siguió.
Las dos chicas esperaron con paciencia en el patio delantero. Emma rompió el cómodo silencio.
-Al final terminaste teniendo la razón- Confesó repentinamente
-¿En qué?-
-En que terminaría teniendo sentimientos hacia él- No asía falta aclarar de a quien se refería, Maya ya lo sabía.
-¿Te enamoraste de él?- Cuestionó dudosa. Emma negó.
-No, pero estoy segura de que no es simple atracción- Dijo pasándose las manos por la cara.
-¿Le dirás lo que sientes?- Quiso saber aún sabiendo la respuesta.
-Si lo hago complicará todo, creo que será mejor que trate de ignorar ese detalle-
Maya no dijo nada más, no valía la pena, el destino decidiría su camino. Y fue que por fin el auto llego. De él salieron los señores Boyce, seguido de su primer hijo.
-¿Se siente bien terminar por fin las grabaciones?- Le pregunto Maya al chico.
-La verdad, si. Pero si ellos quieren hacer un Descendientes cuatro, yo no me opondré- Sonrió el muchacho para saludarla con un fuerte abrazo.
-Nos alegra tenerte de vuelta, Boyce- Dijo Emma de brazos cruzados y expresión neutra.
-A mi también me alegra, Stanford- Le "siguió". Se acercó y la envolvió en sus brazos. Contrario a lo que pensó, Emma no le devolvió el gesto, no paso más de cinco segundos cuando coloco su mano en su pecho y lo alejo. A el chico le extraño, pero no dijo nada.
-Tenia pensado comer algo en el patio trasero- Comento Maya, salvando el momento- ¿Se suman?-
-Claro-
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-¿Y cuándo se estrena?-
- En poco tiempo. Solo faltaban unas cuantas cosas que volver a grabar-
Los tres chicos, que merendaban al aire libre, charlaban tranquilamente. Bueno, los hermanos lo hacían. Emma solo se limitaba a dar uno que otro comentario. Escuchaba, pero su mente se ponía a pensar en otras cosas.
