"Todos tenemos un propósito en este mundo de infinitas posibilidades".
Emma Stanford. Si no conoces su historia, dirás que solo es una simple chica.Pero, quizás, para desgracia de ella no lo es,el curso de su vida ya fue profetizado por la "loca"...
-James, ¡James! ¡Háblame! Por favor- Repetía Emma tratando de que éste la miraba, mas sus ojos estaban en un punto inexistente en el casi atardecer. Dio una leve sonrisa, que no se supo si era para los tres jóvenes que le lloraban o para las personas que en el cielo lo esperaban.
- Cuiden de Thomas por mí- Dijo en un susurro casi inaudible, para lentamente cerrar sus ojos.
HORAS ANTES...
La televisión estaba prendida pero nadie le prestaba atención realmente, solo permanecían sentados a la mesa devorando el almuerzo luego de una rutinaria mañana de entrenamiento. Maya fue la primera en levantarse.
-Iré a hacer la compra- Informó, llamando la atención de la mujer y los tres chicos- Sera rápido, antes de que sea la hora de ir de nuevo a entrenar-
-¿Quieres que te acompañe?- Ofreció su hermano.
-No hace falta-
-¿Segura?- Preguntó esta vez Emma. Maya asintió sonriendo un poco. Se despidió de Emma, Cameron y Bella con un pequeño abrazo, mas cuando quiso hacer lo mismo con James éste mira para otro lado ignorándola. Suspiró y decidió irse.
Al pasar unos minutos cada uno se fue por su lado. Cameron se quedo a lavar, Emma a su habitación, Bella y el niño a la sala de estar y, por último, el chico de pelo negro se dirigió hacia el patio trasero.
Desde hace unas pocas semanas empezó a contactar con personas para que se unieran a ellos, para ser más y vencer. Fue difícil, ya que no habían muchos de su especie y tampoco que estuvieran de su lado, así mismo no poseían casi poderes de lucha, sus antepasados no eran un pueblo guerrero, pero todos podían ayudar. Reclutó a un grupo considerable, los que les creyeron y estaban dispuestas a luchar, junto con un par de otras especies. Estaba orgulloso de su buen trabajo pero un así le preocupaba no estar preparados, aún cabía la posibilidad de que todo esto no fuera suficiente.
Saco su teléfono y marco el número del que podría ser su mano derecha para la organización y plantación de todo.
-¿Tozier?...-
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-¿Puedo pasar?- Preguntó Emma en el marco de la puerta.
-Claro- Cameron siguió con la mirada como la chica se sentaba en el borde de la cama, a su lado- ¿Pasa algo?-
-Ehhh, si, quería darte esto- Dijo un poco tímida sacando una caja de su espalda para ofrecérsersela.
-¿Es para mí?- Dijo un poco sorprendido pero sonriendo, mientras la recibía.
