"Todos tenemos un propósito en este mundo de infinitas posibilidades".
Emma Stanford. Si no conoces su historia, dirás que solo es una simple chica.Pero, quizás, para desgracia de ella no lo es,el curso de su vida ya fue profetizado por la "loca"...
-Antes de hacer las compras, ¿Quiéres ir a comer?- Pregunto Emma cuando le pagaron al taxi.
-Me leíste la mente- Le sonrió Maya.
Ambas chicas se dirigieron a la cafetería más cercana. Le dan sus pedidos a la amable mesera, ya sentadas en un mesa.
-¿Y ahora qué planes hacer?- Preguntó Maya.
-Encontrar otro trabajo- Se encogió de hombros- Aunque sea difícil-
-Es una pena que cerraran el bar-Exagero un suspiro. Emma rió.
-Vamos, se que estas feliz de que ya no trabaje ahí-
-Y no sabes cuanto- Le dió la razón.
-¿Y cómo vas con la escuela?- Pregunto Emma.
-El señor Broks es de lo peor- Se quejo- Es el profesor de psicología más amargado que hayamos tenido-
-Tranquila, por su edad se ve que pronto se jubilara.O renunciara por culpa de ustedes, lo primero que pase-
Mientras seguían bromeando de otras cosas, la chica de ojos verdes miro la ventana a su lado. Del otro extremo de la calle, parada posaba una persona, un chico con capucha rodeado de un aura misteriosa, o peligrosa. Ella se lo quedo mirando, algo en el chico le resultaba familiar.
-¡Emma!- Exclamó su acompañante- ¿Me estás escuchando?-
-Ehh...-La miro desconcentrada- No, lo siento. Solo observaba a...- Volvió la vista al encapuchado, pero este ya no estaba-Olvídalo. ¿Decías?-
-Ya llego lo que pedimos- Informó- Si que estabas distraída- Comentó. Las dos fueron interrumpidas por un sonido de celular- Es el mio- Maya lo reviso- Es mamá, quería sumarle algo a la lista-
-Bueno, creo que tendré que apurarme con este café- Dijo dándole un sorbo.
-Seremos dos- La siguió la otra.
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-Yo llevo las bolsas, tu llama el taxi-Pidió Emma. Maya se paro al lado de la calle y atrajo uno. Las dos subieron y le dieron la dirección. Emma reviso su teléfono. Tenía un mensaje de Cameron.
