"Todos tenemos un propósito en este mundo de infinitas posibilidades".
Emma Stanford. Si no conoces su historia, dirás que solo es una simple chica.Pero, quizás, para desgracia de ella no lo es,el curso de su vida ya fue profetizado por la "loca"...
El típico mareo la segó, aunque se empezaba a acostumbrar a él. Miró el cielo despejado, podían ser fácilmente horas de la tarde. Los pájaros cantaban y para su suerte no transitaba mucha gente, por lo que nadie la vió.
Empezó a paso firme su camino al centro. Y cerca tomo un taxi y le dió al conductor la dirección. En minutos ya llego a su destino. Miró por la ventana, hacia mucho no iba a éste lugar. No negaba que, sin duda, el gran parque era más lindo en este año.
-Déjeme aquí, por favor- Le pidió le taxista.
-Por supuesto- Paró- Es un dólar-
-Aquí tiene- Le dió el dinero, agradeció y de bajo.
Camino un poco en el terreno y lo examino. ¿Para qué me habrá mandado aquí? ¿Y qué tengo que hacer? . Se sentó en una banca y miró sus manos tratando de concentrarse.
-Te estaba esperando, cariño- Una voz suave y melodiosa se escucho a sus espaldas. Se volteó.
-¿Disculpe?¿Me habla a mi?- Preguntó y vió de quien se trataba. La señora de tercera edad, que peinaba con un esponjoso rodete blanco, la miraba dulce y con una sonrisa amable. Y de su mano, se sujetaba una pequeña niña de unos cinco años, que se escondía un poco en la espalda de la mujer, sus ojos cafés la miraban con curiosidad y unas prensas en forma de flores sostenía su melena de rulos negros.
-Claro, mí niña. Ya estaba pensando que no vendrías- Se sentó a su lado- Blanca, linda, si quieres ve a jugar, solo no te alejes mucho-
-Si, abuelita- Respondió la infantil voz de la niña, beso la mejilla de la señora y fue a los columpios.
-Es un placer conocerte, Emma- Volvió a la chica- Soy Kelly, cariño- Le tendió la mano- Kelly Mitlel- Emma la estrecho des concentrada.
-¿Mitlel?-
-Así es. Yo soy a quien tenias que buscar- Le informó- Ahora tendremos una larga carla-
-¿De qué se trata todo esto?- Preguntó inquieta.
-Soy la que te contara todo- Sonrió.
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7 de julio de 2019
Apareció de el parque en el que estaba hace algunos segundos. Ignorando los efectos que producía el viaje, solo se sentó en un banca, esta vez sin compañía, y... pensó. Mucha información en muy poco tiempo. Recibirla, digerirla y asimilarla no era tarea fácil. Recordó una de las cosas que le dijo su tatarabuela.
-Tu madre Lucy fue o sera hija de un humano y un ser celestial- Emma lo miro confundida y asombrada, pero no la interrumpió- Un ángel, para ser precisa. Ella tubo que volver a su reino y John se quedo con la niña. Le advirtieron de la profecía y no quiso arriesgarse, por esa razón la abandono, uno de nosotros le dijo donde y cuando debía hacerlo. Lamentablemente, poco después Fermín lo asesino, el mismo que también matara a los padres de tu padre, y a éste último dicho. Muchas veces intento dañar la llegada y el curso de tu misión, Emma. Solo que no tiene el poder necesario para dar con la flecha en el blanco. Te está esperando, los está esperando. Y piensa de cualquier manera ganar nuevamente.-
Lo único que la chica necesitaba en ese momento era su soporte. Por lo que no tardo mucho en recoger todas sus cosas y marchar nuevamente a la casa Boyce. Abrió rápido la puerta, y se encontró con lo que esperaba. Dos de sus personas favoritas, sentadas en el sofá, a salvo. Los hermanos la vieron y se levantaron a abrazarla.
-Rompiste tu promesa de estar ahí cuando despertara- Mencionó Cameron sonriendo triste, ambos se habían preocupado por la ausencia de la chica. Fue un gran alivio verla entrar por esa puerta.
- El tiempo se me paso volando, lo siento- Sonrió con un poco de ánimo.
-Solo trata de que no vuelta a suceder- Termino de abrazarla para besar su frente.
-Bueno, creo que ya es el momento para que nos cuentes a donde fuiste- Comentó Maya ansiosa.
-Si, tienes razón- Emma se acomodo en el sillón, y los invito a hacer lo mismo.
