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CAPÍTULO VEINTE
Verla llorar
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NARRA CAMERON:
Al final convencí a Maya de ir yo primero a verla. Toco su puerta.
-¿Emma? ¿Puedo pasar? - Pregunto, luego de unos segundos contesta.
-Si, pasa- Entro y esta sentada en su cama, no me mira.
-Emma, de verdad siento si te afecto, no lo hicimos con mala intención- Me siento a su lado. Sigue con el retrato en sus manos- Pero si te molesto, no lo volveremos a hacer-Me disculpo.
-No, descuiden, no paso nada, solo me puse un poco sentimental- Me tranquilizo, pero aun no me miraba a la cara. Agarro su mentón y la obligo, no literalmente, a mirarme. Me sentí aún más culpable, sus ojos estaban rojos y sus pestañas un poco mojadas, había llorado, nunca la vi llorar, y luego de esto no quiero volver a ver así. Trato de que no lo notara, es evidente. Sin poder resistirlo, la envuelvo en mis brazos, ella se tensa.
-Lo siento- Susurro en su oído. Ella solo se deja abrazar, sin hacer nada más. Me reconforta tenerla así, quiero protegerla, no soltarla nunca- ¿Es tu madre?- Pregunto mirando la foto.
-Lo era- Responde bajo. La abrazo más fuerte.
-Te pareces a ella.¿Y entonces ésta niña de aquí eras tu? -Le digo para darle animo.
-No te burles- Sonríe.
-No lo hago.¿Quién se burlaría de una niña tan linda?- Consigo hacerla reír. Su risa me relaja. Luego de minutos de silencio cómodo, habla nuevamente.
-Felicidades, Boyce. Al fin lo conseguiste- Dijo repentinamente.
-¿Qué cosa? -Digo confundido. Ella se separa y dice con un tono "serio".
-En este momento, Cameron Boyce. Yo, Emma Stanford, te entrego mí amistad y confianza, hasta que la tradición nos separe-
-Yo, Cameron Boyce,- La imito- te entrego mí confianza, y prometo apreciar nuestra amistad, hasta que un título mayor nos denomine-Bromeo. Frunce el ceño, pero luego se ríe.
-Tonto- Me da un pequeño golpe en el hombro.
-¿Segura qué no quieres hacer el del paquete? - Le pregunté a Emma aun con el sobre de "Bizcochuelo de vainilla" en las manos. Hace un rato que los dos teníamos hambre y a ella se le ocurrió cocinar algo.
-Ya te he dicho que se hacer uno casero. ¿O acaso no confías en mí palabra? -Puso los brazos en jarra sobre su cadera y frunció en ceño. Se veía muy tierna cuando se enojaba.
-Okey, okey. Pero déjame ayudarte- Condicione.
-Por supuesto, subchef- Bromeo y paso por mí lado a buscar los ingredientes. Ya con todo en la mesa, empezamos. Le pusimos huevos, azúcar, aceite, esencia de vainilla, harina y leche- Esto ya está listo, solo le falta...- Busco en un cajón. Saco una bolsa de chispas de chocolate-¿Puedo? -Pregunto. Asentí animándola a ponerle a la mezcla. Ahora al molde y al horno- La verdad si esta bueno-La escuche decir a mis espaldas. Voltee y la descubrí comiendo la mezcla que quedo- ¿Quieres probar?- Propuso con una sonrisa de "no hice nada malo".
-Claro- Me acerque, pero en vez de sacar del recipiente, agarre su muñeca y metí a mí boca su dedo con mezcla, el cual estaba usando para comer- Debo admitir que está delicioso, chef- Digo con una leve sonrisa, mirándola a los ojos. Me fui acercando poco a poco a su rostro, hasta ponerla nerviosa. Sonreí al tener ese efecto en ella. Por último, me estire más y tomé el chocolate que estaba el la mesa de sus espaldas. Me incorporo con la misma expresión y admiro su cara con una leve risa.
-Te crees muy astuto, ¿Verdad?- Me miro entrecerrando los ojos, yo solo reí por su actitud. Me agrada que tengamos esta confianza, que ya seamos amigos - Pues ahora te toca lavar- Finalizo sentándose en una silla.
-Oye, no puedes hacer eso- Replique.
-Chiss. Yo soy el chef, yo mando- Me callo.
-Aun así, valió la pena- Susurre para que no me escuche, mientras me acercaba al lavabo.
NARRA EMMA:
Me mire en el espejo de mí habitación. Llevaba uno jeans oscuros y una camiseta blanca con decorado. Mí vestimenta, al igual que algunas cosas de mí actitud, cambiaron desde que viaje aquí. Y la verdad, a mí parecer, eso es bueno, me siento más feliz que antes de llegar. Además conocí a persona maravillosas que me quieren...
-Emma, ya es hora- Maya apareció por la puerta- Vamos, no te pongas así- Exclamo.
-¿Así como?- Me hice la desentendida, lastima lo hice un poco mal.
-Mal humorada- Rió un poco- Aunque no lo admitas, lo extrañaras- Dijo segura. Rayos, me conocía tan bien. Ambas caminamos a la puerta.
-No es eso, Maya. Solo estoy cansada- Mentí.
-Ah, pero no negaste que lo vas a extrañar- Me apunto con un dedo. Rodé los ojos mientras sonreímos.
Ya afuera de la casa. El auto ya esperaba al castaño. Y él y los señores Boyce también estaban aquí, conversando. Lo mire a él, Maya tenia razón, pero no lo admitiría, al menos no en voz alta.
-Bueno...Creo que ya es momento de que me valla- Lo escuche decir. Abrazo a sus padres mientras éstos le deseaban un buen viaje.
-Te deseo suerte, hermanito- Le dijo Maya cuando se abrazaron- Te echaremos de menos- Sonrieron.
-Yo igual a ustedes- Respondió con sinceridad. Y por último se acerco a mi. Yo lo miraba seria con los brazos cruzados. Se para a un paso de mi-¿Y tu...? - Se inclina quedando más cerca de mí cara-¿No me echarás de menos?- Pregunto con una sonrisa.
-No te creas tan importante, Boyce- Respondí con simpleza.
-Tus palabras me hieren, Stanford- Tocó su pecho simulando dolor, pero luego sonrió- Ya, ven aquí- Rió y me envolvió en sus brazos. No resistí y también lo abrazo- Volveré antes de que se den cuenta- Susurró en mí oído, eso puso mí piel de gallina. ¿Qué me pasa?. Se separo un poco. Aun con sus manos rodeando mí cintura. Contuve el aliento sin darme cuenta. Y sin verlo venir... pozo sus labios contra mí mejilla. Me paralice. Sus labios eran suaves, como una caricia. No lo aparte, no pude. Aunque el beso duro solo unos segundos, no puedo negar las sensaciones y sentimientos que me produjo, tanto efecto, que me dio miedo, mucho miedo. No estaba segura de lo que significaba lo que me estaba pasando, pero si supe que no era nada bueno. Se separo y me miro directo a los ojos.
-Adiós, Emma- Fue lo último que dijo, no pude responder, aun estaba sorprendida. Solo lo vi alejarse en el auto, lejos de mi...
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Mí Misión-Cameron Boyce- (Completa)
Fantasy"Todos tenemos un propósito en este mundo de infinitas posibilidades". Emma Stanford. Si no conoces su historia, dirás que solo es una simple chica.Pero, quizás, para desgracia de ella no lo es,el curso de su vida ya fue profetizado por la "loca"...