Capítulo 15

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CAPÍTULO QUINCE 

Cameron

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   Sus largas pestañas, pecas salpicaban en su cara ,y uno que otro rulo salia de la capucha. Él fue el que rompió el silencio.

-¿Quién eres?- Susurro ido, me examinaba como yo a él. Y como si el universo lo hubiera escuchado, la voz de Maya se escucha a nuestro lado.

-¡Emma!¡Cameron!- Parecía exaltada, me levante rápido al ver sus lagrimas. Al instante se abalanzó a su hermano y lo abrazo, escondiendo su cara en su pecho, él le correspondió- No vuelvas a hacerme eso, no sabes el susto que me has dado- Lloriqueo.

-Lo siento, Maya. Te juro que tendré más cuidado la próxima vez- Frotaba su espalda para calmarla.

-De solo pensar que pudiste haber...- Sollozo- No podría imaginar perderte- Fue cuando me agache a su lado y puse mí mano en su hombro para darle apoyo, que ella lo soltó para esta vez abrazarme a mí- Y tu también, te pusiste en peligro...Pero salvaste a mí hermano, gracias, de verdad gracias, Emma. No se que haría sin él, es una persona muy importante para mi. No se que pasaría si ya no estuviera- Ya se estaba calmando, la separe un poco y seque sus lagrimas para regalarle una sonrisa reconfortante. En el tiempo que estuve con ella aprendí que a veces podía ser muy sensible.

-No hay de que-

-Me parece que tendríamos que ir a casa, Maya-Hablo Cameron.

-Si, vamos- Dijo Maya ya calmada.

   Y emprendimos a nuestro destino, la casa Boyce. Pero mí mente no estaba en el camino, sino en el auto negro con vidrios polarizados, era indescifrable e intrigante saber quien era el que lo conducía. Porque seamos sinceros, la o él conductor vio a Cameron, tubo que verlo, como el capitán del Titanic se percato del iceberg  y aun así fue hacia él. Si nos preguntamos: ¿Quién hubiera querido chocarlo? Habría un sin fin de posibilidades pero ninguna respuesta segura.

-Okey, entrare y veré que ellos estén, y entonces entras de sorpresa-Dijo Maya al llegar, a lo que el chico asintió en respuesta. Maya entro, y yo iba a seguirla, pero su voz masculina me detuvo.

-Así que Emma, ¿Verdad?- Retrocedí un paso y me gire hacia él, estaba con un sonrisa que de solo verla entendías porque tenia tantas fans. Asentí para que siguiera- La chica de que tanto habla mí familia-

-Espero que cosas buenas- Le respondí con una pequeña sonrisa, socializar nunca fue mí fuerte.

-Claro- Aseguro y segundos después se presento- Cameron Boyce- Me extendió la mano, era gracioso que se presentara cuando ya conocía de él.

-Emma Stanford- Le seguí el juego pero con expresión neutra. Su mano era cálida, pareció querer decir algo más pero justo apareció Maya.

-Ya esta todo listo, pasen, están en la cocina- Nos dimos una última mirada y entramos. Primero fue Maya, yo la seguí y, después de mi, Cameron. Mientras la primera entraba pude escuchar la voz del señor Boyce.

-¿Y, hija? ¿Qué es lo interesante que nos tenias que mostrar?- Ellos estaban sentados en unas sillas al lado de la isla.

   Fue cuando entro Cameron que sus caras se iluminaron y se levantaron a recibirlo. Todos estaban felices, hasta yo lo estaba, verlos contentos por estar juntos me hizo sonreír. Solo quede parada de brazos cruzados, viéndolos con una sonrisa. Hicieron un abrazo grupal, Maya miro en mí dirección y me hizo una seña de que me uniera, y yo un poco resignada camine hasta ahí. La diferencia de mí altura con la de ellos era humillante, pero aun así me les uní. Maya me rodeo con un brazo por lo hombros,yo también los envolví con los míos. Siento que la persona de mí lado me rodea por la cintura, haciéndome sentir rara, confundida miro quien era, Cameron, aunque al parecer él no se percato de mí mirada. Segundos después, yo fui la primera en romper el gran abrazo, sacando con disimulo su brazo, no era una persona de dar muchas muestras de afecto físico.

-Bueno...¿Pedímos pizzas?- Dije con los labios fruncidos pero una expresión divertida. Ellos sonrieron y aceptaron mí propuesta.

   Mí mejor amiga y yo esperamos viendo la televisión en el sofá. Cuando llego la comida me ofrecí a poner la mesa. Solo me faltaban lo vasos, los cuales estaban altos y por ende tenia que subirme a una silla para alcanzarlos, los tenia en brazos cuando una voz me sobresalto.

-Hola de nuevo- Dijo alegre, como no. Mientras yo me concentre en no caerme de la silla, le di una mirada un poco mala que solo hizo que se acercara más.- Espera, déjame ayudarte- Me saco unos de los vasos y me hizo bajar.

-Gracias- Dije a punto de ir yendo a la mesa, cuando de vuelta me detuvo.

-Ehh...Emma- Me llamó.

-¿Sí?-

-Quería hablarte de lo del auto, me salvaste y todavía no te he agradecido- Lo mire, había llevado su mano a sus cabellos de la nuca y miraba para otro lado- Gracias- Me devolvió la mirada, sinceridad brillaba en sus ojos.

-No hay de que- Me atreví a darle una pequeña sonrisa. Sea quien sea, aun le falta para ganarse mí confianza completamente, no quiero que nos llevemos mal pero tampoco le iba a dar tantos privilegios. Salimos hacia el comedor donde los demás ya estaban sentados.

   Pase el resto del día también con Maya, viendo películas o lo que sea que se nos ocurra ya que no teníamos nada que hacer. Me entere que su hermano cumplía años en cinco días, que solo estaría aquí por tres semanas y luego se iría. Eso complicaría un poco establecer lazos los necesarios entre nosotros.

   En este momento me encuentro lavando los platos de la cena, ya los otros fueron a preparare para dormir, me gustaría hacer lo mismo. Pero hoy casualmente tenia que ir a trabajar, si, a esta hora. La verdad es que trabajo de mesera en un bar. Cuando lo conseguí los Boyce se negaron diciendo que era peligroso, pero después de un tiempo los tranquilice y concordamos que tendría el mayor cuidado y avisaría cuando saliera, llegara y volviera.

   Prepare la mochila con el uniforme, el móvil, entre otras cosas. Fui a la habitación de Maya y le avise que me iba. Camine hacia la entrada y estaba a unos pasos de la puerta, mire el reloj que llevaba y me dije a mi misma que tendía que apurarme. Metí las llaves en la cerradura y las gire.

-¿A dónde vas?- Me sobresalte y voltee a ver quien era. El chico castaño traía su pijama y un vaso en la mano.

-Tranquilo, vuelvo luego- Dije rápido, estaba llegando sobre el tiempo.

-¡Oye, espera!-Quiso decir algo pero lo interrumpí.

-Adiós- Y cerré la puerta, para meter las llaves en mí mochila al tiempo que trotaba hacia el "Lindo lugar donde trabajaba".

   "No es un lugar para una chica", me dijo el jefe cuando llegue, y lo comprendo, tenia razón, era mucho peligro para alguien que no sabia defenderse, pero al ver que yo sabia hacerlo perfectamente me dio el empleo con gusto y asombro.

   Al pasar la puerta del establecimiento el único pensamiento que tuve fue: Ésta sera una larga noche.

Mí Misión-Cameron Boyce- (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora