Capítulo 31

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CAPÍTULO TREINTA Y UNO

"Especial"

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20 de septiembre del 2027 

   Una pequeña niña permanecía en el salón de cases, la primera hora había acabado y nadie se quedo en el aula, todos se fueron, menos ella. Prefería quedarse ahí con el silencio y la tranquilidad. Movía el lápiz sobre su cuaderno, haciendo garabatos.

-¡Pero mira a quien tenemos aquí!, ¡A Anita la huerfanita!- La dueña de esa voz chillona le arrebato su lápiz , y seguido de eso se escucharon risas. La niña levanto su mirada, sin sorprenderse al ver a los mellizos, Pamela y Matias Anderson, y otros niños que siempre andaban como si fueran los dueños del colegio, solo por que sus padres tenían un poco más de dinero que otros y lo usaban a su favor.

-¿Sabes? Justo el otro día te vi paseando con la loca de tu madre, y me pregunte: ¿Y su padre?- Empezó a relatar con burla el mellizo- Haber, dime, "Anita".¿Dónde está tu padre? ¿O siquiera tienes uno?- Rió. La niña solo los ignoraba.

-Mí hermano te esta preguntando algo, niña rata- La chica de quinto la tomo fuerte de mentón, para obligarla a que los mirara- Oh, espera, ¿Es que no sabes hablar?. Seguramente la demencia de su madre viene de familia- Empujó su cabeza alborotando su cabello castaño- Aun no puedo saber como dejaron entrar a un ser tan despreciable y repulsivo como tú- Escupió con veneno, para reacomodar su cabellera perfectamente peinada. 

-Dios sabrá las cosas que tu madre abra hecho para conseguir el dinero para inscribirte aquí- Insinuó su hermanos riendo como todos.

-Te estamos hablando, engendro, contéstanos- Pamela la empujó logrando que cayera de su silla. La niña de tercero levanto su brazo, aun en el piso, encontrando un rasguño en él.- Mis padres tienen razón, no deberías estar siquiera respirando el mismo aire que nosotros. Estas tan mal como tu madre- Pateó su pierna. Todos en el aula reían mientras la niña en el piso no decía nada. ¿Que más podría hacer? Si hacia algo contra ellos podrían llegar hasta a expulsarla, no dejaría que los esfuerzos de su madre sean mal gastados.- Matias- Menciono a su hermano- Has que la niña suelte la lengua- Sonrió, pero no con una sonrisa buena.

-Sera un placer- El chico se le acerco y la tomo de la camisa hasta levantarla, alzo su puño listo para estanparlo en su cara. Y la pequeña cierra sus ojos con fuerza, esperando el golpe.

-Pegarle a una mujer es de cobardes- Una voz lo desconcentro de su tarea. Un niño de pelo negro se recargaba de brazos cruzados en el umbral de la puerta.

- Tu no te metas, niño, sino quieres ganarte una paliza- Ambos tenían el ceño fruncido. 

-Quien se la ganara eres tú, sino no la sueltas- Le retó. 

-Hablas de soltarla, ¿Así?- Matias tiro brusco a la niña de nuevo al piso, para luego reír. El niño de piel blanca avanzo hasta tener al bravucón a un metro.

-¿Por qué no mejor te vas yendo, niño bonito?- Cuestiono con enfado.

-¿Y quién me lo pide? ¿Tú?- Rió a carcajadas para luego ponerse serio. Levanto el brazo y tiro un golpe al niño que lo interrumpio en su diversión. Pero éste lo esquivo, y le dio en puñetazo directo en la nariz, la cual comenzó a sangrar en segundos. El mellizo se quejo llevando su mano a la zona afectada. Todos parecian sorprendidos, un niño de grado menor había pisoteado el ego y orgullo del hijo del director- Ésto no se queda así, niño- Amenazo para salir del aula seguido de todos los demás.  

Mí Misión-Cameron Boyce- (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora